Vuelve a confiar en Vidal, forjador de milagros
Actualizado:Poco a poco, Irigoyen iba cediendo el protagonismo a sus jugadores. No obstante, y refrendando su excelente labor en el aspecto deportivo, volvió a confiar en David Vidal cuando las cosas se torcieron y la sombra del descenso se cernía sobre el equipo amarillo. El forjador de milagros, que ya salvó al equipo en la anterior Liguilla de la muerte, transmitió a sus futbolistas el eterno mensaje de su presidente: nunca se puede tirar la toalla. Pese a coquetear continuamente con el farolillo rojo, una recta final milagrosa permitió al equipo gaditano esquivar el descenso.
Incluso en la última jornada pudo dar esquinazo a la promoción, al vencer al descendido Murcia en el estadio pimentonero con un gol de José González. Así pues, el gallego lograba una permanencia más tranquila de lo que se hubiera pensado.
En esta época, el Cádiz ya se había ganado a pulso el apelativo de Submarino, pues exceptuando la temporada de Espárrago, en todas las demás campañas tenía que esperar a las últimas jornadas para certificar su salvación. Una denominación de origen que seguiría manteniendo durante muchos años.