El retorno del eterno caballero
Cincuenta años después del nacimiento del Capitán Trueno, un libro recupera las aventuras de uno de los héroes del cómic español más leído de todos los tiempos
Actualizado: GuardarEn pleno siglo XXI, cuando los héroes de ficción son obra de la tecnología, la clonación o la mutación, el paladín español por excelencia -sin obviar a Don Quijote-, ése que no tenía más superpoderes que su valentía y la espada, vuelve a luchar contra las injusticias cuando ya casi debería peinar canas. Han pasado 50 años desde que Víctor Mora diese vida al Capitán Trueno, un caballero medieval inspirado en el fervor que el dibujante sentía por las hazañas del Rey Arturo y el Príncipe Valiente que llegaba a la España de mediados de los 50 para competir con El Guerrero del Antifaz, Juan Centella o Roberto Alcázar y Pedrín, en cuanto a número de lectores se refiere. Y vaya si lo consiguió.
Sus récords de ventas -durante los años 60 y 70 se hacían tiradas de más de 175.000 ejemplares, llegando a las 350.000 con uno de sus números-, sus protagonistas, curiosidades, los autores que le dieron vida o su relación maldita con el cine se recogen ahora en un libro que, mes y medio antes de celebrar su aniversario -cumplirá el medio siglo el 14 de mayo-, ya ha lanzado su tercera edición y lleva más de 10.000 ejemplares vendidos.
El gran libro de El Capitán Trueno. 50º Aniversario (Ediciones B) realiza un recorrido cronológico por la trayectoria del personaje, desde que en 1956 la editorial Bruguera lo publicase de la pluma de Miguel Ambrosio Zaragoza, Ambrós, (su creador gráfico) en forma de cuadernillo apaisado dentro de la Colección Dan, hasta que el pasado año se frustrase la intención de llevarlo a la gran pantalla.
Dividido en décadas, este volumen -cuyo contenido ha sido recopilado durante años por Armonía Rodríguez, esposa de Víctor Mora- desgrana al detalle la personalidad y evolución física de los personajes, los rasgos identificativos que le dieron cada uno de sus dibujantes, sus problemas con la censura, la llegada del color a finales de los 60 o la presencia del capitán en internet o los videojuegos.
Con reproducciones de las portadas e interiores de los cómics de todas las décadas, el Capitán Trueno se muestra en este libro en todo su esplendor, tal y como demuestran los continuos especiales, calendarios, felicitaciones navideñas y anuncios de la época que incluían la esfinge del personaje -fue incluso el protagonista de una campaña publicitaria de Chocolates Elgorriaga-. Sin duda, el símbolo perfecto de los estereotipos de la justicia, el valor y el honor que acabaron por convencer a románticos y escépticos, siendo seguidas sus aventuras por más de dos millones de lectores.
Junto a estos valores, sin duda uno de los que más atrapó a los lectores fue el de la amistad y lealtad del capitán con sus compañeros de aventuras. Así, junto a sus inseparables Crispín y Goliath, y su eterna novia Sigrid, Trueno vivió aventuras por los cinco continentes.
Origen desconocido
Sin ir más lejos, la primera aventura del capitán se desarrolla en Palestina, durante la tercera cruzada, donde conoce a Ricardo Corazón de León. Quizás, la ubicación de la primera entrega tan lejos de España y su relación con un personaje histórico de renombre obedecieron a la necesidad de forjar para el Capitán Trueno un currículum bollante para que sus hazañas tuviesen interés y continuidad.
Lo cierto es que del origen del Capitán Trueno poco se sabe, ni siquiera su verdadero nombre. Durante los primeros cómics, del personaje sólo se conocía su nombre de pila, ni su edad -probablemente cercana a los 30-, ni su lugar de procedencia -aunque muchos la ubican en el Ampurdán cerca de los Pirineos- ni su estirpe, ya que el escudo que luce en su túnica y escudo no hace referencia a ningún escudo de armas ni linaje-aunque hay quien lo ha asemejado a la bandera catalana-.
En el caso de sus inseparables compañeros, su origen está un poco más claro, así como los hechos que los unen con Trueno. En el caso de Goliath, el Cascanueces, su amistad nació de una pelea. Tal y como les ocurriese a Robin Hood y Little John, el enfrentamiento entre ambos acaba en tablas y con una promesa de fidelidad mutua.
En el caso del joven Crispín, el escudero oficial del capitán, su unión se remonta a una promesa de Trueno a un antiguo compañero en el lecho de muerte. Ambos, Crispín y Goliath, son los que habitualmente aportan el matiz cómico a las aventuras del capitán.
Pero sin duda, uno de los personajes con el pasado más labrado es Sigrid, la eterna novia del Capitán Trueno, que aparece por primera vez en el cuadernillo número 3 y que pasa de ser la supuesta hija del pirata Ragnar a convertirse en el rey Thorwald y, por tanto, en princesa de Thule.
Su historia de amor-odio con el Capitán Trueno haría correr ríos de tinta, tanto dentro como fuera de las viñetas. En la ficción, son Crispín y Goliath los que desconfían de esa dama que esconde una daga en la liga y, para los lectores del cómic y la censura, la relación entre Sigrid y Trueno se saltaba todas las normas morales de la época pues, a pesar de viajar y vivir juntos, entre ellos nunca llegará a haber boda.
Junto al trío que siempre acompaña al protagonista, este libro conmemorativo no ha querido olvidar a otros personajes secundarios sin los que no se entenderían sus aventuras: los villanos. El primero en inaugurar la larga lista de enemigos del capitán es Sir Black -primer caballero de Ricardo Corazón de León-, el conde Kraffa -el único que reaparece en otra aventura, aunque disfrazado- o Titlan -que convertía a sus víctimas en estatuas de oro-.
Junto a otros villanos, como Gengis Khan -a quien, por no alterar la historia real, Trueno no podrá vencer-, también tienen su espacio en la historia de este cómic nombres como el del mago Morgano o Saladino, otro de los grandes personajes históricos que se animan a participar de las aventuras y que, a pesar de ser un enemigo en potencia, desempeñará un papel positivo en las historias del capitán.
Amigos, enemigos, héroes o villanos, lo cierto es que este libro guarda un espacio privilegiado para todos aquellos que han hecho posible que, cincuenta años después de su nacimiento, aún se siga hablando de uno de los mayores héroes del cómic español.