LOS PELIGROS

Un Punto Limpio sin usar

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Como saben, casi dos meses después de que la Junta de Andalucía le entregara al Ayuntamiento de Cádiz las instalaciones de un Punto Limpio de recogida selectiva de residuos, ya equipado para su uso inmediato, sigue sin estar abierto al público. Lo peor de esta dejadez es que se la transmite al pueblo gaditano. Se ha denunciado repetidamente que el principal responsable de que la ciudad esté sucia es el propio ciudadano que arroja papeles al suelo, saca las basuras fuera de hora o prefiere dejar los trastos viejos en medio de la calle antes que tomarse la molestia de buscar una papelera, cumplir el horario de recogida o llamar por teléfono al servicio de muebles viejos. Al Ayuntamiento se le exige que disponga los medios para que todo eso funcione y eduque la voluntad del ciudadano para que se comporte como tal y no como un energúmeno. Sin educación no sirve para nada ir aumentando, cada vez más, la millonaria concesión de los servicios de limpieza, porque siempre habrá quien ensucie lo que no considera suyo. Ni siquiera un aumento de la represión, con más multas, podría solucionar el problema, porque es imposible vigilar toda la ciudad. Sólo la educación. Pero si el propio Ayuntamiento no considera la limpieza del municipio una urgencia y una de sus funciones más importantes y aparca, como si fuera una pequeña tarea ingrata, el organizar la separación de residuos, ocupado sólo en grandes regatas y bicentenarios, difícilmente va a conseguir persuadir de esa importancia a quien tiene que tomarse el trabajo de separar en casa y llevar al contenedor o, exigiéndole aún más concienciación, con su propio coche hasta el Punto Limpio, sus basuras.

Naturalmente, el Ayuntamiento de Cádiz culpa de que no esté abierto el Punto Limpio a la Junta de Andalucía que lo abrió. Es una denuncia con contradicciones. Se intenta confundir la inauguración, el pasado 1 de febrero, con una mera entrega de la obra desde la empresa constructora a la Junta, a pesar de que en ese acto político hubo corte de cintas y presencia de la consejera de Medio Ambiente y la alcaldesa. Como es normal, la obra ya había sido recibida antes, en un acto técnico, no político, por el director facultativo de las mismas. En ese acto de inauguración se hizo entrega de un «Acta de cesión de la infraestructura», formalidad que refrenda el uso inmediato de las instalaciones. Así lo entendieron, sin problemas, los otros seis Ayuntamientos de la provincia que tienen abiertos Puntos Limpios en la provincia. Como dice la estatal Ley de Residuos, normativa básica, «las actividades de gestión de Residuos Sólidos Urbanos realizadas por las Entidades Locales sólo están sujetas a la intervención administrativa que, en su caso, establezcan las correspondientes Comunidades Autónomas». A diferencia de los gestores privados que, para su autorización, requieren una «previa comprobación de las instalaciones», la exigencia de un Plan de Viabilidad para Ayuntamientos, ni es previa ni su tramitación impide que las instalaciones puedan empezar a funcionar. Como es obvio, porque han sido entregadas por quien las tiene que inspeccionar. No se explica que el responsable municipal, García Agulló, diga que «ahora están trabajando en un plan de explotación» cuando, según la alcaldesa, había firmado el Plan de Viabilidad un mes antes. ¿La viabilidad no incluye la explotación? No se aclara tampoco por qué no se tenían elaborados ya ambos planes, considerando el tiempo más que suficiente transcurrido desde que se cedió, para ese uso, la parcela a la Junta en septiembre de 2004. En todo este tiempo tampoco se han construido las obras de asfaltado del acceso al Punto Limpio, ni su señalización. Curiosamente, dos días después de la denuncia de su falta de uso, el pasado viernes, el gobierno local aprobaba adjudicar, por procedimiento de urgencia, esas obras. Aunque en el último pleno, hace sólo veinte días, había rechazado una propuesta de limpiar ese Punto. Entonces no era urgente. Tanta dejadez, tan poco entusiasmo, siempre a remolque de las denuncias o las iniciativas de los demás, transmiten poco compromiso con la separación de basuras. Como para convencer a alguien.