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Musaui confiesa que pretendía pilotar un avión para estrellarlo en la Casa Blanca

El único procesado por los atentados del 11-S se autoinculpa como integrante de la trama y firma su condena de muerte

MERCEDES GALLEGO/CORRESPONSAL. WASHINGTON
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En menos de una hora en el estrado, Zacarías Musaui, el único detenido en relación con los atentados del 11-S de 2001, se las arregló para hacer pedazos todo el caso que sus abogados defensores habían construido durante cuatro años y medio, ganándose con ello una probable sentencia de muerte. Hasta que él mismo dijo ayer que iba a pilotar un quinto avión en la fecha de los atentados que cambiaron la historia, nadie había podido probarlo.

Por algo sus letrados habían intentado desesperadamente evitar su testimonio, pero nada logró hacerle cambiar de opinión. Su confesión previa en abril del año pasado ya había servido para declararle culpable de conspiración para cometer actos de terrorismo. Con este juicio, que está en recta final, el Gobierno pretende obtener la pena capital en lugar de cadena perpetua, al creer que si hubiera cooperado con el FBI al ser detenido se hubieran evitado 3.000 muertes.

Musaui relató ayer que su compañero de armas en aquel vuelo mortal que debía acabar estrellado contra la Casa Blanca era Richard Reed, detenido tres meses después y condenado a cadena perpetua por intentar prender los explosivos plásticos ocultos en la suela de su zapato durante un vuelo de American Airlines que cubría la ruta entre París y Miami.

Durante el juicio que se celebra en Alexandria (Virginia), cuya población se inclina con frecuencia hacia la pena de muerte, el joven francés de origen árabe, de 37 años, había irrumpido a gritos contra la autoridad de jueces y abogados, y lanzado proclamas de apoyo a Al Qaeda. Esta vez, para pesar de sus abogados, fue absolutamente correcto y calmado. Musaui dijo reconocer los rostros de doce de los secuestradores que participaron en el 11-S, y saber que Mohamed Atta, líder de esos atentados, estaba «muy involucrado».

Apenas sabía nada

Sin embargo, y esto es lo único a lo que todavía puede aferrarse la defensa para salvarlo, Musaui asegura que no conocía el día en que se iban a producir, ni los detalles. Ni siquiera sabía que los secuestradores a los que ha reconocido se encontraban en Estados Unidos. Tan sólo se le había dicho que la misión se produciría «después de agosto» de 2001, y que dos de los aviones se dirigirían contra las Torres Gemelas.

Según su declaración, Al Qaeda le pidió convertirse en un terrorista suicida en 1999, pero él lo rechazó. Un año después tuvo un sueño que comentó con Osama bin Laden, el cual le convenció para sumarse a la misión. Musaui dice no haber tenido ningún papel predominante en la red, sino que su trabajo era más bien de intermediario para lograr alojamiento a sus miembros.

Su proceso ha estado incluso a punto de ser desestimado por la jueza cuando se conoció que una de las abogadas del Gobierno había compartido información confidencial con los testigos para inclinar su testimonio, pero, tras dos días de deliberación, decidió dar una oportunidad más a la acusación.

Musaui admite haber mentido al FBI cuando fue detenido el 16 de agosto de 2001 con la excusa de una violación migratoria tras ser denunciado como sospechoso por los profesores de una escuela de vuelo de Minnesotta donde aprendía a pilotar un 747, sin que le interesase cómo despegar o aterrizar. Con su silencio y sus mentiras intentaba no frustrar los atentados.