Francia afronta un 'martes negro' de protestas para que se retire el contrato juvenil
El transporte público y la enseñanza se prevé que sean los sectores más afectados por los paros
Actualizado: GuardarFrancia va a vivir hoy un martes negro en los transportes públicos, la enseñanza y otros sectores económicos en la cuarta jornada nacional de protesta contra el Contrato Primer Empleo (CPE) con la que las organizaciones sindicales y universitarias pretenden forzar la retirada de la reforma laboral tras dos meses de movilizaciones.
Los preavisos de huelga superan los presentados hace tres años contra la revisión de las pensiones y el rechazo popular es mayor que el registrado en 1995 contra la reforma de la Seguridad Social, retirada por el conservador Alain Juppé al cabo de tres semanas de parálisis del país.
Desde las ocho de la tarde de ayer comenzaron a producirse los paros en la SNCF, la empresa nacional de ferrocarriles, convocados por siete de sus ocho sindicatos. La dirección de la compañía pública prevé que circulen dos de cada tres trenes de alta velocidad, un 40% de los regionales y la mitad en las cercanías de París, donde habrá una de cada dos metros y dos de cada tres autobuses.
El transporte urbano también se verá afectado en otras 76 ciudades mientras que se prevén cancelaciones y retrasos de vuelos por los llamamientos de los ocho sindicatos de Air France, tres centrales de controladores y dos del personal de los aeropuertos parisienses.
La enseñanza se perfila como la actividad con más impactos de las huelgas organizadas en la función pública, que también se dejarán notar en Correos, Hacienda, telecomunicaciones y ministerios. Los diarios de difusión nacional han anunciado su ausencia de los quioscos y se auguran interrupciones y perturbaciones en la programación de la televisión y radios públicas.
Giro decisivo
Los sindicatos afrontan la jornada como la ocasión de dar un giro decisivo en el pulso que mantienen con el primer ministro conservador, Dominique de Villepin, que ayer cumplió 300 días de mandato. «Francia atraviesa por una crisis social muy grave y profunda en la que el Gobierno tiene toda la responsabilidad», señala Gérard Aschieri, secretario general de la FSU. «Hay una tensión creciente que puede desembocar en cosas inquietantes», añade en alusión a los recientes estallidos de violencia y episodios de guerrilla urbana.
Su homólogo de Fuerza Obrera, Jean Claude Mailly, subraya que «estamos en una crisis social que supera el simple conflicto y necesita que el Gobierno tome las decisiones precisas rápidamente, es decir que retire el CPE».