De la Universidad a Primera
Israel es un estudiante gaditano de Arquitectura que gracias a sus actuaciones en la Liga Universitaria madrileña recibió una singular oferta de un club manchego
Actualizado: GuardarDe la Liga Universitaria a la Primera Nacional A de sopetón. Para enmarcarlo mejor. De la Liga de universidades madrileñas a la que sería la Segunda División B del fútbol español, la misma categoría en la que milita el histórico Virgili. Así, sin más. Sin buscarlo. Casi como en las películas. Cuando nada le decía que volvería a jugar defendiendo los colores de un equipo en competición oficial -antes (mucho antes) lo hizo en San Fernando jugando en las escalas inferiores del Caja San Fernando Jerez- el gaditano Israel recibió la llamada de un club de Primera Nacional A mientras jugaba un partido de tantos junto a sus compañeros de la universidad de Villanueva de La Cañada Alfonso X el Sabio.
A Israel le restan sólo cinco asignaturas para licenciarse en la carrera de Arquitectura, desde luego, y como él mismo asegura, su Liga más importante. Este año, espera que su último como estudiante, compagina sus estudios con unas prácticas en un estudio de arquitectura de la capital de España. Las que pronto «dejaré para centrarme exclusivamente en las asignaturas que me quedan por aprobar», apunta. Como en los cinco años anteriores que ha estado viviendo en Madrid, comenzó jugando con el equipo de su universidad a modo de ocio. Pero este año algo ha cambiado en su rutina. Su calidad en la cancha le ha servido para acaparar la atención de unos de los directivos del Tomelloso Fútbol Sala. Y todo esto, sin necesidad de acudir a ninguna prueba.
Su fichaje por este club manchego, un equipo hecho a base de talonario que se vio en la quiebra a mitad de temporada, se forjó gracias a las relaciones realizadas a través de la Liga Universitaria. «En este mundillo nos conocemos todos», argumenta Israel para justificar como se le presentó la oferta del club manchego. Y es que al jugar en la Liga Universitaria, el ex entrenador del Tomelloso- que a su vez tabién lo era de la Autónoma de Madrid- ya conocía las dotes del gaditano sobre la cancha. Éste vio en Israel un refuerzo idóneo para contrarrestar la marcha de jugadores. El gaditano entró dentro de una bolsa de jugadores universitarios en los que el Tomelloso FS depositaría toda la responsabilidad de la salvación.
La oferta fue muy simple. Las condiciones de Israel también. 150 euros por mes sin necesidad de acudir a los entrenamientos. Así de sencillo fue el acuerdo entre jugador y club. «Para mí es perfecto. Que me paguen ese dinero para mis gastos por hacer algo que me gusta. Es perfecto», reconoce.
A una hora y media en coche desde Madrid, Tomelloso se ha convertido en una localidad querida ya para Israel. Los desplazamientos, Isra -como le llaman en el equipo- los hace con otro compañero del equipo que también fue reclamado por el conjunto manchego repescado, en este caso, un amigo sevillano de la Universidad Carlos III.
La crisis económica por la que pasaba el Tomelloso FS propició la salida por la puerta de atrás de muchos jugadores fichados durante el verano. Compuesto y sin novio. Así se quedó el club que preside Higinio Ponce. Bueno, más bien descompuesto ante la acumulación de quejas de jugadores que reclamaban el pago de sus nóminas. Y es que, de la noche a la mañana, el Tomelloso FS se quedó sin buena parte de las subvenciones que recibía. Esto motivó que la junta directiva orientase su lupa hacia un mercado barato, aunque de igual forma y a la larga, efectivo al cien por cien. La Liga Universitaria madrileña. Los resultados avalan al politíca de fichajes de la entidad ciudadrealeña. De momento, se mantienen en la mitad de la tabla y con el objetivo de la permanencia bien cerca. Los universitarios están dando el callo y, de momento, mantienen la ilusión de una afición que se ha volcado con sus nuevos jugadores. Entre ellos, un estudiante gaditano de arquitectura que no tardó tiempo en ganarse el cariño de su nueva afición.
Su debut fue de ensueño. Recuerda que llegó deprisa y corriendo al pabellón que alberga los partidos como local del equipo ciudadrealeño. «Llegamos a lo justo para calentar un poco y jugar porque era la primera vez que íbamos y no conocíamos la direción», narra. Vamos, al más puro estilo Robinho en su estreno en España jugando en Cádiz. No marcó pero dejó grandes sensaciones que corroboró una semana más tarde, en su segundo encuentro en el que entraba como revulsivo. Pronto los aficionados comprobaron el acierto de la directiva en traer a un jugador que con una gran volea a segundos del final del partido conseguía la victoria para su nuevo equipo.
De ahí en adelante se consolidó en el quinteto inicial como ala pívot. Ha jugado siete partidos (cinco en el titular) disputando y marcando cinco goles. Los tres últimos este fin de semana pasada. No sabe que sucederá cuando esta temporada acabe. Lo que tiene claro es que si sus expectativas profesionales se lo permiten y el club le prolonga su confianza seguirá disfrutando su tiempo libre en un equipo amateur.