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El Portuense vence pese a jugar con un hombre menos desde el primer minuto

Los de Burgueña, que acabaron con sólo nueve jugadores sobre el campo, dieron una lección de buen fútbol que les acerca aún más a la fase de ascenso

FRANCIS HEREDIA/LA LÍNEA
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La Real Balompédica Linense fue claramente superada, en la tarde de ayer, por un Portuense muy superior táctica y técnicamente que en La Línea sentó cátedra de lo que debe ser un equipo con aspiraciones, que cree en sus posibilidades y que se deja la piel en el terreno de juego. Los linenses no supieron ganar a un Portuense que jugó en inferioridad desde el primer minuto del partido, aunque no se notase, y que por si era poco desgaste físico, afrontó el último cuarto de hora con sólo nueve jugadores sobre el terreno de juego. Con este decorado los rojillos se movieron como pez en el agua. El partido lo tenían cuesta arriba, pero hicieron una lectura perfecta del mismo, calibraron con rapidez sus opciones y armaron sus armas como mejor supieron, todas ellas caracaterísticas imprescindibles en un equipo serio que aspira a ascender.

Una falta lateral sirvió a los de Burgueña para tomar la delantera en el 58. El fallo en las marcas de los linenses fue total, ya que Julio Puig remató a placer en el área pequeña. Tras el gol, el técnico local, Raúl Procopio, movió el banquillo en un intento de solucionar la falta de mordiente de su equipo, pero la maniobra no dio resultado. Con la Balompédica dislocada y sin saber como reaccionar, Ocaña pudo sentenciar pero su disparo, en posición inmejorable, lo detuvo Miguel Ángel. Para colmo, una acción infantil de Jorge Herrero dejó al Portuense con nueve, el rojillo vio dos amarillas en un minuto, una por perder tiempo y la otra por desplazar el balón con rabia. El Rácing se enfundó entonces su armadura, renunció al ataque por completo y sacó uñas y dientes para defender un triunfo que les garantiza la promoción de ascenso a Segunda División B.

La mejor opción de los de casa para, al menos, firmar el empate llegó en el minuto 79. La jugada fue muy clara y en la misma se sucedieron hasta tres disparos sobre la meta rival, dos de Charly y uno de Barrios, pero por dos veces los defensas y otra el portero, se encargaron de desbaratarla. Una acción que resume a las claras el encuentro: la Balona impotente y sin saber como marcar y el Portuense poniendo casta, garra y ganas sobre el terreno de juego para sacar el partido adelante. Ni tan siquiera se notó la inferioridad numérica en los visitantes, infinitamente mejores físicamente que su rival en la jornada de ayer. Desde ese instante y hasta el final todo fue más de lo mismo. Los albinegros tenían el balón porque el Portuense renunciaba a él, pero no sabían qué hacer con él en los pies, salvo conectar más centros sin sentido al área.

En un gesto que le honra, la afición linense no quiso que sus rivales se marcharan sin ofrecerles una gran ovación por el gran trabajo realizado. Por contra, la Balona abandonó el terreno de juego entre los gritos de algunos aficionados que solictaron la dimisión de su entrenador.