EL SEGUIMIENTO

El fútbol sin balón, consuelo de los arietes

Ni Medina ni Torres estuvieron finos de cara a portería; ambos se movieron con inteligencia, pero no marcaron

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Fernando Torres y Medina vivieron ayer un partido raro, difícil para el ariete, sobre todo en la primera mitad, donde el fútbol fue más espeso por parte de ambos conjuntos. La segunda parte fue diferente. Con espacios, el ariete del Atlético de Madrid se encontró mucho más cómodo para sacar partido de su potente zancada, pero no estuvo fino de cara al arco de Limia. El uruguayo, por su parte, observó con resignación cómo un Jonathan Sesma pletórico de forma invadía su hábitat natural, el área, y eclipsaba la mayoría de los desmarques que ofrecía a sus compañeros. Y es que el fútbol sin balón se convierte a veces en el único consuelo de los delanteros alejados de su mejor racha goleadora.

Eso es lo que le pasa a Medina y eso es lo que está pagando el Cádiz en estas últimas jornadas. El 20 amarillo comenzó la contienda poco activo, sin oportunidades y, lo que es más preocupante, desesperándose conforme iban pasando los minutos. Mientras tanto, el internacional del Atlético se entretuvo entre florituras innecesarias (chilenas) y paredes peligrosas con su socio en la delantera colchonera, el serbio Mateja Kezman.

Así se fueron al descanso y así aparecieron en la reanudación. No tardaría mucho en cambiar la película, puesto que ambos entrenadores se decantaron por un fútbol más directo y abierto, algo que agradeció Torres, pero que apenas pudo saborear Medina, puesto que a lo largo de este período fue sustituido. Desasistido arriba, participativo, pero sin remate ni gol, Espárrago le cambió por Enrique.

Fue en esos momentos cuando apareció el Torres más peligroso. Al contragolpe, la rapidez y la verticalidad de El Niño pudieron terminar en el uno a dos definitivo para el equipo visitante. Pero no tenía la escopeta cargada. En el 75', después de introducirse en el área y dejar sentados a dos rivales, ajustó en exceso el balón al palo izquierdo de Limia y en el 83' no estuvo certero en un mano a mano con el argentino. Algo precipitado, intentaba comandar la victoria de su equipo que le acercara definitivamente a los puestos de UEFA. Pero se fue de Carranza resignado. Como Medina.