De palabras e imágenes
Actualizado:Cada vez que sucede, asombra. Ya pasó con el 11 de septiembre. Se repitió con el 11 de marzo y ahora, aunque los hechos tengan difícil comparación, con el anuncio de alto el fuego de ETA. Cuando acontece una noticia de éstas, de las de veras, de las que se adueñan inmediatamente de todas las conversaciones de millones de personas en cualquier sitio, nos damos cuenta del inabarcable volumen de información que so-portamos a diario. Cuando surge uno de esos asuntos ineludibles, de vida y muerte, que comprometen e interesan a todos, se pone en marcha una maquinaria que funciona todos los días pero que resulta más visible en estos momentos.
De pronto, el mismo asunto, la misma noticia, se cuela en la vida de todos, los que la quieren analizar y los que no, desde que se apaga el despertador hasta que se vuelve a conectar. De repente, resulta visible esa lluvia constante de información que ninguna cabeza sana puede soportar y que se cuela por todas partes. Radio matinal, televisión primera, radio en el coche, prensa reposada con el café, internet en el trabajo, de vuelta a la televisión del almuerzo, a la radio en el coche, más pantalla nocturna y otra radio antes de dormir.
Cuando los temas son diversos, el chaparrón se oye menos. Cuando -como en estos casos trágicos- se trata un único asunto, se aprecia en toda su intensidad la cantidad de información que cada ciudadano -sin quererlo, pero tampoco sin hacer nada por evitarlo- soporta cada jornada de su vida. Aparece la desgracia o la novedad, luego las reacciones, luego las reacciones a las reacciones, después los análisis de los expertos, más tarde las cronologías, enseguida las elucubraciones, las claves para entender lo que vendrá... así, sin cesar, sin pausa ni un mínimo comedimiento. Escohotado siempre repite que la única diferencia entre medicina, droga y veneno está en la dosis. Asegura que puede aplicarse a casi todo en la vida.
Desgraciadamente, en muchas personas este intento de informar y transmitir hasta el último detalle de forma insistente, urgente, provoca un efecto contrario: el hartazgo. De esa forma, se pierden destinatarios imprescindibles para un mensaje que todos deben recibir pero que, algunos, ya rechazan por simple empacho.
Cada cual es libre de disfrutar el desayuno sin radio, televisión ni prensa y luego pasar así todo el día, pero ya no sabemos. La mayoría parece condenada a buscar una cantidad de información que luego no es capaz de procesar, como si fueran bulímicos. En vez de ingerir poco y asimilarlo, se trata de consumir la mayor cantidad posible hasta llegar al agotamiento. Ni nos ponen la ración adecuada, ni somos capaces de dejar de comer letras y palabras. Parece que ni el emisor ni el receptor saben cómo regular una dieta basada en el sentido común, la mesura y la capacidad de resistencia del ser humano.
Nunca como en estos días (hay estudios que lo confirman durante las guerras o en los períodos inmediatamente posteriores) resultan más necesarios el teatro, la música, la literatura, el cine... todo lo que sea capaz de restar sordidez.
'Alatriste' ya tiene fechas
Para tratar de contribuir al imposible, mejor hablar de esas cosas intrascendentes que merecen la pena. Una de ellas será ver Cádiz retratada como puerto del Siglo de Oro en Alatriste, la producción más cara de la historia del cine español. Por fin hay fecha de estreno, será el viernes 1 de septiembre cuando pueda verse. Hay movimientos institucionales para que se realice un preestreno en Sevilla, que tiene ventaja, o en Cádiz, que tiene pocas papeletas.
El idilio de Cádiz y el cine
Al margen de esa cita, Cádiz mantiene su atractivo para los rodajes nacionales e internacionales. Este año acogerá escenas de las biografías de Falla (producción argentina), Manolete (Estados Unidos) y Lola Flores (España), pero también están en capilla dos nuevos rodajes de adaptaciones de Pérez-Reverte (La carta esférica y La reina del sur). La acumulación empieza a ser llamativa. Igual no es casualidad. Puede que esta tierra tenga algún atractivo y no hay nada de malo en rentabilizarlo, en tratar de convertirlo en algo permanente o, al menos, frecuente. Nunca llegará a ser una industria, pero puede ser un complemento promocional y económico a cuidar.
Rutas turísticas
Además de atraer rodajes, hay otra forma de aprovecharlos. La Andalucía Film Comission, que dirige el gaditano Carlos Rosado, prepara una ruta turística y cinematográfica para Cádiz. Consistirá en que los visitantes puedan recorrer los escenarios en los que se rodó Alatriste. Actualmente se trabaja en los contenidos (animación teatral, decorados estables...) que tendrá a partir del próximo otoño. Una contribución más, modesta si se quiere, al aprovechamiento del patrimonio cultural que aún está pendiente.
Picasso en Cádiz
Pero muy por encima de ese atractivo proyecto, el otoño cultural gaditano tendrá un nombre propio: Pablo Ruiz Picasso. Cádiz acogerá por primera vez una muestra de la pintura del más universal de los artistas españoles del siglo XX. Será en el Museo Provincial y, como anunció Lalia González-Santiago hace apenas diez días, gracias a la labor del Aula de Cultura LA VOZ. Más allá de alguna obra itinerante o de muestras de piezas menores, la provincia nunca ha tenido en ninguna de sus paredes pinturas del malagueño, expuestas a los ojos del público. Será el evento del año y, tras las distintas pero impresionantes muestras de Pilar Citoler y Joaquín Rivero, una prueba más de que Cádiz puede acoger algunas de las más excelsas muestras de arte siempre que las instituciones públicas o las empresas con sede en esta provincia se lo propongan como un objetivo.