Vivir la 'Motorada' bajo la lona

Venir a Jerez es una tradición». Javier sonríe mientras abre una cerveza en una de las zonas de acampada del Circuito. «No hemos faltado ni una sola vez desde el primer Gran Premio de 1987», agrega este antiguo motero que ha dejado el casco y el mono en su pueblo, San José de la Rinconada, para venir al circuito en una flamante BMW Serie 3.

«Es que yo traigo todos los bultos, el resto viene en moto», señala Javier. Ahora son cinco, pero están esperando a otros cinco compañeros, que llegarán hoy por la mañana.

«Al principio éramos veinte, pero la gente se va casando y otros desgraciademente ya no están con nosotros», relata Javier. «Nos sale el fin de semana por unos 150 euros por cabeza, entre la comida, la tienda de campaña y los vicios legales», indica Manuel, otro de los integrantes del grupo.

«Ha cambiado mucho desde el primer año; antes veníamos en moto el sábado, nos quedábamos a dormir en la calle y enganchábamos con las carreras, pero ya no vamos a Jerez», relata Javier, que incide en que «no compensa, hay mucha Policía y mucho cafre suelto por la ciudad». «El ambiente de Jerez es otra historia, no es como Cheste ni de lejos, pero se echa de menos que haya más servicios», concluye Javier.