Catorce horas de palabras
Actualizado: GuardarRamón (46 años, El Puerto) revisa su bandeja de entrada de mensajes en Friendscout24 desde su despacho. Son las 15.33 de la tarde cuando llega un mensaje misterioso. Es de María José (45 años, Villamartín), sin foto, datos ni preferencias. Y responde de manera instantánea con una conversación por MSN Messenger. «¿Qué rapidez!», dice ella. Esas fueron las primeras palabras de muchas más. Porque la conversación no se interrumpió hasta las 05.33, exactamente 14 horas después, «excepto una que nos tomamos para que ella preparara la cena en su casa y un corte de luz que sufrió su ciudad», dice Ramón.
La conversación se inició el pasado 18 de febrero y hoy los dos son pareja. Algo había ocurrido en aquella charla. «Tomábamos consciencia de la burrada que estábamos haciendo y nos costaba despedirnos. No nos parecía posible y aún así no nos quedaba más remedio que rendirnos ante la evidencia de lo que nos estaba ocurriendo», dice él. Por su parte, María José destaca que no sabe porqué acabó siendo Ramón su elegido. «Había contestado 25 preguntas y me llamó la atención», dice.
Luego el chateo se repitió durante una semana. «¿Conoces el Carnaval de Cádiz?», y quedaron en un bar el viernes a las 22.00, mientras se celebraba la Gran Final en el Falla. Por fin ella accedió a enviarle su foto y se vieron. «Resultó distinto, pero para bien. Aún me gustaba más», asegura ella. Lo que en un principio era una copa se convirtió en un fin de semana de Carnaval. «En Casa Manteca nos dijeron que se nos veía muy bien. ¿Si nos acabamos de conocer por Messenger!, decía yo».
Lo ocurrido no estaba dentro de sus planes. Ramón no quería quedar con nadie en la realidad. «Decían que todos mentían, y yo quise entrar en el proceso como una prueba. De manera sincera, para ver si de esta manera era posible conocer a alguien», explica. María José «no esperaba nada de aquél encuentro. De hecho, le dije a mi hermana que volvería pronto».
Obviamente, no fue así. «Terminamos tomando churros a las ocho de la mañana», dice Ramón, que coincide con María José en que en el cara a cara no hubiera sido posible ése nivel de comunicación.
Pese al inusual comienzo, hoy todo sigue su curso. «Nos seguimos sorprendiendo de la necesidad de contacto que tenemos el uno del otro. En aumento continuo», admite Ramón.