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ESPAÑA

La banda retrasó su anuncio de tregua hasta conseguir unanimidad

ÓSCAR B. DE OTÁLORA/BILBAO
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Los expertos de la lucha antiterrorista consideran que el riesgo de escisión en ETA es prácticamente inexistente en estos momentos, ya que la decisión de declarar un alto el fuego ha sido apoyada por todos los sectores de la banda y cuenta con un largo trabajo interno de discusión. Según distintas fuentes, ese largo periodo de debate ha sido el motivo del retraso de la banda a la hora de anunciar públicamente su decisión.

El Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, en este sentido, esperaba el comunicado para finales del año pasado o comienzos de éste, porque para entonces ya había recibido informaciones de que la intención de ETA era declarar una tregua. En ese tiempo, sin embargo, la banda realizó intensas labores para convocar el mayor respaldo a su decisión. En principio, el debate se alargó en el tiempo ya que incluyó a presos en Francia con ascendente dentro de la organización. Además, a algunos sectores fue necesario convencerles del paso que se iba a producir y asegurarse de que no iban a ser un palo en la rueda.

Aunque los extremos del debate se desconocen, las fuerzas de Seguridad sí que cuentan con algunos indicios de que en las discusiones mantenidas dentro de ETA, han existido casos individuales de veteranos militantes, ya en prisión, que han dejado bien claro que una negociación no puede ser a la baja y debe contemplar la autodeterminación y la territorialidad.

Según diversas fuentes, la situación actual de ETA es distinta a la de 1998, cuando el sector más político de la banda se implicó en la negociación mientras que el aparato militar no dejaba de asaltar polvorines, comprar armas en el mercado negro o reunir informaciones para futuros atentados. Esas circunstancias llevaron a que, una vez rota la tregua, la dirección de la banda hiciera público un documento en el que reconocía sin tapujos que el alto el fuego había sido «una tregua trampa». En este caso, sin embargo, los expertos consideran que el apoyo del aparato militar al político es mucho más evidente y, aunque podrían tener distintas sensibilidades, las posibilidades de que se produzca un enfrentamiento son muy remotas. En este sentido, las fuentes consultadas creen que la hipótesis de que en ETA se produzca una escisión, como sucedió en el IRA, está muy lejana.

La banda actuó de una forma muy similar a lo largo del 2005, cuando llevó a cabo un debate interno para expulsar de la organización a Francisco Mujika Garmendia, Pakito, y otros cinco miembros de la banda que habían discrepado en una carta de la política de la banda. La dirección de ETA buscó el respaldo de militantes en prisión antes de llevar a cabo el repudio de Pakito para asegurarse de que, una vez tomada la decisión, no hubiese disputas internas.