El alto el fuego de ETA incluye el cese de la extorsión y la violencia callejera
Las conversaciones entre emisarios del PSE y de la banda para explorar un final dialogado del terrorismo se desarrollaron en julio y diciembre de 2005 en Ginebra y Oslo
Actualizado: GuardarLos contactos entre emisarios del Partido Socialista de Euskadi y de ETA celebrados en los últimos meses en Suiza y Noruega asumieron que una decisión de alto el fuego de carácter permanente incluyera también el fin completo de la extorsión contra los empresarios y de las acciones de violencia callejera. Aunque las versiones del último comunicado de la organización terrorista no hacen una mención expresa a este cuestión, las fuentes próximas a estas conversaciones previas valoran esta omisión expresa en comparación con la referencias que aparecieron en el anuncio de tregua indefinida de 1998, en donde ETA advertía que se limitaría a las funciones de «las tareas habituales de suministro, mantenimiento de las estructuras y su derecho de defensa en hipotéticos enfrentamientos».
Estos contactos exploratorios sobre un final dialogado del terrorismo asumieron la conveniencia de evitar situaciones como la de esta tregua de 1998, en la que la suspensión de la actividad terrorista se vio acompañada de un acoso sin precedentes contra sectores no nacionalistas, de una intensificación de la violencia de persecución contra el PP y el PSE y del mantenimiento del llamado impuesto revolucionario.
En el caso de los ataques callejeros, las dudas podrían derivar de la identificación exacta de la autoría real de los mismos y su vinculación precisa a la responsabilidad de la organización terrorista. Las mismas fuentes no descartan que en los próximos meses se pudieran producir crisis por este asunto pero subrayan esta voluntad durante los contactos del pasado año y el compromiso del Gobierno por verificar el cese permanente de cualquier actividad terrorista y de coacción antes de dar luz verde al inicio de un proceso formal de diálogo a partir de la resolución acordada por el Congreso de los Diputados.
En algunos medios antiterroristas se observa una considerable prudencia y no se excluye que pudieran producirse episodios aislados de intimidación. No obstante, reconocen que todas las formas de coacción van a remitir con claridad hasta su plena desaparición, una vez tomada la decisión por la ejecutiva de ETA y transmitida sus instrucciones en cascada.
En este contexto, el PNV ha extremado su nivel de exigencia al considerar que una posible aparición de cartas de extorsión a empresarios sería absolutamente incompatible con el anuncio del cese de la violencia del miércoles. En el caso de detectarse el envío de estas misivas, el PNV podría incluso no secundar una iniciativa en favor de un diálogo con la banda.
Señales inequívocas
Por otro lado, todos los indicios apuntan a que las conversaciones secretas para explorar las posibilidades de un final dialogado del terrorismo se desarrollaron durante semanas en los meses de julio y diciembre de 2005 en Suiza y Noruega, respectivamente, después de una compleja fase previa de intercambio de mensajes a través de intermediarios.
En concreto, los contactos entre emisarios del PSE y de ETA tuvieron lugar en Ginebra y en Oslo, primero en julio y luego en diciembre, y se llevaron a cabo con el patrocinio de una organización internacional dedicada a la resolución de conflictos.
Condiciones
El objetivo de las citadas gestiones era evaluar si se alcanzaban las condiciones mínimas establecidas en la resolución acordada por el Congreso y ver si, en este sentido, la organización terrorista tenía disposición real de enviar señales inequívocas de querer abandonar la violencia una vez que comenzaban a percibirse determinados signos de cambio estratégico en la izquierda abertzale y que se llevaban año y medio sin asesinatos.
Las conversaciones se desarrollaron en un clima hermético y en las mismas se pretendió sondear la disposición de ETA a declarar un alto el fuego permanente y calibrar hasta dónde respaldaba la estrategia anunciada por Batasuna en noviembre de 2004, en donde expresaba su apuesta por utilizar las vías políticas para trasladar el «conflicto» de la calle a una mesa de negociación. El contexto de estos cambios estuvieron acompañados de mensajes públicos y privados por parte de Batasuna a favor del reconocimiento de la pluralidad del País Vasco y del acuerdo entre nacionalistas y no nacionalistas.
Sin contenido político
Los contactos no comprendieron cuestiones de contenido político ya que este asunto se reserva exclusivamente para una futura mesa de partidos una vez desaparezca el terrorismo y cualquier signo de intimidación. Una parte de estas gestiones giró en torno a la necesidad de evitar errores de experiencias anteriores saldadas con el fracaso y de explorar un método que facilitara el cese de la violencia sin pagar un precio politico.
Estas tomas de temperatura preliminares tampoco sirvieron para aproximar posiciones sobre el futuro de la política penitenciaria, una cuestión que, según todas las fuentes consultadas, formará parte de la agenda de temas a debatir en un eventual diálogo entre representantes del Gobierno y de ETA.
Los contactos en Suiza y Noruega han venido precedidos del diálogo desarrollado en los últimos años entre el presidente del PSE, Jesús Eguiguren, y los dirigentes de Batasuna Arnaldo Otegi y Pernando Barrena. Esta línea de comunicación ha pretendido buscar un método que deslindara la puesta en marcha de un proceso de paz y una reforma consensuada del marco político que permita la incorporación de la izquierda abertzale.