Economia

La UE asume una política energética corta de alas y de autonomía restringida

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La cumbre europea de Bruselas, que concluyó a mediodía de ayer en la capital comunitaria, ha sentado los fundamentos de una política energética común, pero sus contornos son difusos, y las instituciones comunitarias desempeñan un papel de relevancia menor en ella. No puede decirse por ello, con propiedad, que los 25 hayan conseguido ponerse de acuerdo en una nueva política comunitaria.

Los líderes han dado su visto bueno al desarrollo de una política europea de la energía, basada en tres objetivos principales: sostenibilidad, competitividad y seguridad de suministros. La Comisión Europea por un lado y el Alto Representante para la PESC, por otro, buscarán la manera de incorporar la energía al desarrollo de la política exterior común, con atención preferente hacia Rusia.

Coordinación

Habrá nuevas iniciativas, pero la materialización de todas ellas ha quedado confiada a la «coordinación de orientaciones generales compartidas», sobre las que las instituciones genuinamente comunitarias (la CE o el Parlamento), carecen de capacidad coercitiva.

El Consejo Europeo se ha negado, bajo presión de Alemania, a asumir la propuesta de la Comisión de un regulador a escala europea. «La mayoría de los socios comunitarios tienen ya su propio organismo. Quizás podamos conseguir lo mismo a través de una coordinación de los organismos reguladores ya existentes», dijo el presidente del Consejo, el austriaco Wolfgang Schüssel.