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La jerezana Marisol Torrejón, empresaria del año por su «valor y habilidades directivas»

Cogió las riendas del negocio a la muerte de su marido y en nueve años ha abierto tres estaciones de servicio

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Su historia no es la de una emprendedora cualquiera. A sus 53 años, Marisol Torrejón es una empresaria con nombre propio en un sector tan masculinizado como el de las estaciones de servicio y su proeza se ha escrito en sólo nueve años y tras la muerte de su marido. Fue en julio de 1996, cuando estaba en plena gestación el proyecto de una gasolinera con varios socios. Lejos de amilanarse ante un sector totalmente ignoto para ella y con un hijo adolescente en casa, Torrejón compró las acciones de la sociedad y se lanzó a una hazaña en la que partía de cero. «Había que reciclarse, sabía algo de contabilidad del Bachiller laboral, pero tenía que aprender y llegué a hacer cursos de todo, hasta de protocolo».

Lo recordaba ayer con merecido orgullo en la entrega del Premio de la Confederación de Empresarios de Cádiz a la Mujer Empresaria del Año, con el que se la ha reconocido por su «valor profesional y habilidades directivas», pero también por su «compromiso social y su implicación para ayudar a emprendedoras a crear sus empresas», según describió la presidenta de la Asociación de Mujeres Empresarias, Ana Alonso.

Con arrojo impensable, Torrejón abrió en abril de 1997 su primera gasolinera en Cuatro Caminos. Como quien dice, se remangó para ponerse detrás del mostrador y al frente del surtidor. No sin las consiguientes confusiones. «Al principio me preguntaban que a quién acompañaba o si era la secretaria». Sin embargo, no pasaría más de un año en inaugurar la segunda, ésta en la Avenida Europa, y tres años después llegaría la tercera, que tiene alquilada a la entrada del Circuito de Jerez. Mientras, su hijo crecía a su lado y ya tiene 24 años.

Al mirar atrás, la empresaria no valora esta fulgurante trayectoria, «sino la libertad y el proyecto empresarial», y su papel «abriendo campo para que otras mujeres se incorporen a estos sectores». Sorprende cuando asegura que no ha tenido ningún problema para conciliar vida familiar y laboral y asegura que la clave está en la organización: «Las mujeres tenemos que empezar a dividir nuestros tiempos, no querer hacerlo todo a la vez, porque no puedes estar trabajando y pensando a la vez en poner la lavadora o llevar el niño al médico». Una filosofía desafiante, sin duda.