Duros a peseta
Actualizado:PARECE que la llamada fórmula Clavero, en la que se viene a definir a Andalucía con una redacción que recuerda al preámbulo del Estatut con respecto a la denominación de Cataluña, será finalmente víctima del desacuerdo que rige las relaciones de las cuatro fuerzas parlamentarias andaluzas en lo concerniente a la definición de esta tierra milenaria, sufrida, hermosa, mil veces invadida, siempre superviviente y, sobre todo, paciente hasta la leyenda.
Porque, en un principio, el hegemónico grupo socialista vio la posibilidad de aproximarse al consenso general sobre la cuestión utilizando la fórmula del profesor y ex ministro Manuel Clavero, uno de los personajes políticos de la tierra más valorado por la sociedad andaluza. Una hipótesis de trabajo que partía de la presunción de que Clavero, de alguna forma, era el padre político de los aguerridos Arenas, Sanz, Zoido o Martínez (Teófila). Enorme error.
Clavero tuvo que abandonar la política ejerciendo de centrista total. Los susodichos están alejados, al día de hoy, de esa especie de Arcadia política que es el centrismo. Pero es que, además, el PSOE redujo la fórmula Clavero en su oferta de consenso a esta frase: «El artículo 2 de la Constitución reconoce la realidad nacional de Andalucía como nacionalidad». Y así le quitó toda referencia a la épica del 28-F y eliminó el nombre de Blas Infante. O sea, los duros a peseta.
Y dijo IUCA en la boca de Diego Valderas: «Encontramos insuficiente la fórmula». E insistió el PA en la persona de Julián Álvarez: «El término nación es irrenunciable para nosotros». Mientras, el PP no se dormía, precisamente, y extendió sospechas de inconstitucionalidad con generosidad sobre buena parte del texto reformado entre PSOE e IUCA aunque, eso sí, evitó pronunciarse expresamente sobre la fórmula del profesor Manuel Clavero. Prudente medida para evitar rectificaciones o posibles disculpas.
Y así se llegó a la tarde de ayer, hasta que sus señorías, ilustrísimas, ponentes, y parlamentarios de a pie tuvieron que verse las caras en el Parlamento de las Cinco Llagas. Para entonces, algunos ya habíamos renunciado a insistir en una pista, aclaración, luz o revelación que nos condujera a terminar este comentario con un fin coherente, feliz o no. Qué tiempos estos.