«Ojalá sea verdad y no sigan atacando las casas del pueblo»
Las sedes del PSE-EE en Gipúzcoa viven con calma el anuncio de alto el fuego
Actualizado: GuardarIlusión, esperanza, cautela y en algunos casos escepticismo. Con estas palabras se puede resumir el ánimo de muchos militantes socialistas guipuzcoanos que han sufrido muy de cerca las consecuencias de la violencia de ETA. Han perdido a compañeros en el camino, han visto cómo atacaban sus casas del pueblo en innumerables ocasiones y han sufrido en sus propios domicilios atentados con cócteles molotov. «Ojalá sea de verdad y no les dé por seguir atacando las casas del pueblo», aseguraba ayer Pedro Hernández, secretario de organización de la agrupación de Rentería, mientras charlaba con algunos afiliados en su casa del pueblo, una sede socialista que ha sido objeto de 27 ataques en sus 23 años de existencia.
Desde que se conoció la noticia, el bar de esta agrupación ha sido testigo de abrazos, besos y felicitaciones, pero siempre con cierta prudencia porque todavía recuerdan que en la última tregua su casa del pueblo fue atacada en tres ocasiones. «Con el tiempo brindaremos con champán pero de momento hay que esperar que todo se verifique», reflexiona.
Los militantes de base hablan con esperanza pero prefieren ser cautos y no adelantan celebraciones. «Tiempo habrá para hacer algo a nivel de afiliados», explica Hernández, que todavía se emociona cuando recuerda los malos momentos que han vivido. Aún así, no duda en decir que están «encantados con la noticia».
La noticia esperada
Insiste en que están expectantes porque «una cosa es que haya tregua y otra que la kale borroka termine». Como miembro del comité local teme que quienes han venido practicando la violencia callejera «anden ahora por libre y volvamos a sufrir un sabotaje».
El alcalde de Rentería, Juan Carlos Merino (PSE-EE), llevaba tiempo esperando la noticia. «Que ya anuncian la tregua», le comunicaron el mismo miércoles por la mañana mientras mantenía una reunión en su despacho de la Alcaldía. Su interlocutor no pudo evitar darle un emocionado abrazo. Esas muestras de cariño y felicitaciones se han sucedido desde ese momento, por teléfono, en plena calle y en la Casa del Pueblo de Rentería, donde el miércoles por la tarde pudo compartir esperanzas con sus compañeros de partido y otros errenteriarras.
Sin embargo, Merino, concejal de Rentería durante cinco años y alcalde desde hace siete meses, tiene sus reservas. No puede olvidar que hace apenas veinte días sufrió en su propia vivienda un ataque con pintura. La noticia del alto el fuego le ha proporcionado «un gran alivio y alegría», pero «un poquito de reserva mental y también cierta duda». Se pregunta si alto el fuego permanente «significa que ya no hay tiros, pero sigue la kale borroka o por el contrario supone que se acaba todo».