Cartas

Adúlteras

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Ha sido despertar, con un buen café en Conil, descubrir LA VOZ y leer un artículo que me deja sorprendido y no precisamente con agrado.

He tenido que releerlo varias veces para dar crédito a lo que en él se reflejaba. ¿Cómo es posible que una profesora de la UCA escriba sobre el adulterio en la mujer y no aclare el tono irónico?

Por desgracia, en la sociedad actual, lo que entiendo, con mi pobre cultura literaria, es que se justifica que un marido engañado someta a la mujer. El adulterio en sí está ya superado por las nuevas generaciones; para eso está la separación y el divorcio. ¿Cómo se justifica este texto? ¿No ve la autora que las personas cortitas de mente entienden o comprenden que lo que hacen está bien? ¿No se ha dado cuenta la autora de que hombres que martirizan a sus esposas y las matan van a justificar sus acciones delictivas en la lectura de este artículo? Los dos primeros párrafos sirven a muchos para justificar ante la sociedad las palizas por celos infundados o fundados, testigos de una sociedad machista en la que la mujer es un título de propiedad.

Por lo demás, quiero entender la ironía en el texto, pero debería aclararse que nada de lo relatado es la realidad. La triste realidad es que muchas mujeres mueren por esta causa, por la incultura en la que, aún hoy en día, vivimos.

Lo más triste es que, en el bar, que es donde se ve la realidad de ese sector, justifican por qué pegan a sus mujeres o las tienen encerradas en casa: para evitar que sacien sus instintos.

Eduardo González Rodríguez. Conil