Señores: el baile empieza ahora
Actualizado: GuardarLa Comisión Constitucional aprobó ayer el nuevo Estatuto de Cataluña. Los representantes del Congreso de los Diputados se decantaron por 22 votos a favor y 17 en contra. La delegación del Parlamento catalán reunió 28 votos a favor y 10 en contra. Exiguas mayorías en comparación con los 120 diputados sobre un total de 135 que votaron a favor del texto de la proposición de ley de nuevo Estatuto que salió del Parlament en septiembre pasado y que forzaba al presidente del Gobierno a cumplir el apoyo prometido. Los trámites pendientes carecen ya de interés. Porque lo que verdaderamente apasiona hoy al personal es saber si el baile empieza ahora o lo que comienza es la noche de los cuchillos largos.
Se ha abierto la puerta a las «cláusulas secretas» del acuerdo Zapatero-Mas, que no pueden ser otras que las de llevar a Mas a la presidencia de la Generalidad a cambio de la entrada de CiU en el Gobierno de España y asegurar una mayoría estable en ambos Ejecutivos. Lo malo es que si lo acordado entre Zapatero y Mas es un gobierno de coalición en Cataluña entre nacionalistas y socialistas catalanes, presidido por el partido que haya obtenido más escaños -y no como ahora que lo preside el PSC que obtuvo más votos aunque CiU consiguió más diputados- ZP tendrá que pulverizar al Montilla, al que se le ponen los pelos como escarpias con esa idea, empeñado como está en sostener contra viento y marea tres ideas: que el PSC no es una delegación regional del PSOE sino un partido independiente; que él fue el artífice del pacto PSOE-ERC que llevó a Zapatero a la Moncloa; que fue el partero del tripartito y colocó a Maragall en Sant Jordi. Que ese cambio de alianzas se haga mediante una crisis del Ejecutivo catalán, con o sin moción de censura o previa convocatoria de elecciones anticipadas es sólo un problema instrumental. Ahora el Estatut ya no interesa. Lo que importa es saber si vamos a contemplar un navajeo callejero o asistir a un civilizado baile de salón.