Teresa
Actualizado:Parece que Antena 3 ha decidido no aguantar más y en semana Santa desaparecerá Lo que inTeresa, metamorfosis de Teresa Campos que no ha conseguido salvar a la veterana comunicadora de la quema final.
La trayectoria de Teresa en Antena 3 ha sido bastante calamitosa. Primero su matinal, Cada día, fue reduciendo atractivo hasta terminar de eterno farolillo rojo de la clasificación. Lo que inTeresa, que era una oportunidad para renovarse, ha seguido el mismo camino. «O renovarse o morir», dice el adagio. Pues bien: ante la imposible renovación, toca lo otro, televisivamente hablando. Como Teresa Campos sigue siendo un animal televisivo, probablemente la veremos resucitar en breve plazo. Pero no parece que vaya a ser en las mañanas ni en Antena 3, aunque, puestos a hacer experimentos, podrían intentar trasladarla a la primera hora del matinal, donde Montserrat Domínguez no está pasando menos desapercibida.
Lo más amable que puede decirse de Lo que inTeresa es precisamente eso: que el programa ha pasado desapercibido, que nadie le ha hecho ni caso, como demuestra su cuota de pantalla, sostenidamente flaca. El programa nació con la intención de aportar contenidos de otro género -digamos «social»- en una franja horaria dominada por el cotilleo inmoderado. A las pocas semanas ya se vio que el famoso «contenido social» era en realidad una especie de crónica comentada de sucesos. Y la mayor parte de los espectadores han preferido seguir enganchados al cotilleo, porque la inercia es la ley de la televisión matinal.
¿Qué ha fallado en el programa? A primera vista, nada: una comunicadora famosa, temas de impacto, contertulios desenvueltos, teléfono abierto a los desahogos del público Y sin embargo, esas cosas, que suelen considerarse fórmulas infalibles de éxito, han fallado todas a la vez: la comunicadora ya no llama la atención, los temas de impacto ya no impactan a nadie -quizá porque todos estamos excesivamente impactados por todos los canales-, la desenvoltura de los contertulios sólo inspira indiferencia y, en fin, del participativo público más vale no hablar.
Debe de ser durísimo hacer el balance de una apuesta seria, costosa, fabricada con la mayor pericia de la que uno es capaz, y encontrarse con que todo ha salido al revés. Pero lo peor no es eso: lo peor es que, mañana, cualquier otra cadena puede intentar el mismo ejercicio y encontrarse con que el público responde en masa, y que ahora funciona lo que ayer fracasó. ¿Por qué es tan imprevisible la televisión? Conozco a gente que se dedica a estudiar esa disciplina. Es gente encantadora, pero de mirada taciturna y sonrisa desengañada. No es para menos.