Es noticia:
ABCABC de SevillaLa Voz de CádizActualidad
MUNDO

Occidente condena al régimen de Lukashenko por manipular las elecciones en Bielorrusia

La OSCE considera que los comicios «no se ajustaron a los criterios de libertad y justicia»

RAFAEL M. MAÑUECO/ENVIADO ESPECIAL. MINSK
Actualizado:

La condena internacional a las fraudulentas elecciones presidenciales celebradas el domingo en Bielorrusia ha sido unánime. Salvo Rusia, ningún otro país del mundo u organización internacional se ha atrevido a avalar semejante simulacro de democracia. La Unión Europea no descarta aplicar sanciones contra el régimen de Alexánder Lukashenko mientras la oposición que lidera Alexánder Milinkiévich confía en poder movilizar a sus partidarios para forzar la repetición de los comicios.

«La revolución de la que tanto se habló ha fracasado», dijo ayer Lukashenko en una rueda de prensa en la que había más claque dispuesta a ovacionar sus ocurrencias que periodistas. «El virus de la revolución ataca solamente a los países débiles y corruptos», manifestó desafiante el presidente bielorruso. Según su opinión, «nadie tiene derecho a imponernos sus esquemas desde Washington, Bruselas o Varsovia».

De acuerdo con los datos dados a conocer ayer por la Comisión Electoral de Bielorrusia, Lukashenko, en el poder desde 1994, obtuvo el 82,6 por ciento de los sufragios en unas elecciones con un índice de participación que, al parecer, superó el 90 por ciento.

Pero, no sólo la oposición del país considera que ha habido tongo, el presidente de la Asamblea Parlamentaria de la OSCE, Alcee L. Hasting, afirmó ayer en Minsk durante una comparecencia ante los medios de comunicación que las presidenciales bielorrusas del domingo «no se ajustaron a los criterios de libertad y justicia» vigentes en los países democráticos. Según Hasting, eso sucedió porque el autoritario líder bielorruso «permitió al Estado utilizar su poder de forma abusiva». El responsable de la OSCE se refirió en particular al clima de intimidación reinante durante la campaña electoral y a las detenciones practicadas entre militantes de la oposición, además del arresto de uno de los candidatos.

El diputado del PP, Jesús López-Medel, unos de los más de 500 observadores enviados a Bielorrusia por el organismo europeo, aseguró que, entre los numerosos procesos electorales que ha podido supervisar en los últimos años en diversos países, «nunca había visto algo tan alejado de lo que deben ser unos comicios libres y democráticos». Otros observadores constataron incluso la existencia de grupos de personas que votaron varias veces falsificando la firma. Los observadores internacionales ni siquiera pudieron verificar el escrutinio.

Críticas internacionales

A Lukashenko le han llovido las críticas también desde la Federación Internacional de Derechos Humanos de Helsinki, desde la Unión Europea, cuya comisaria de Relaciones Exteriores, Benita Ferrero-Waldner, dejó caer ayer la posibilidad de que se apliquen sanciones contra Bielorrusia, y hasta desde la sede de la OTAN. El presidente del Consejo de Europa, Terry Davis, por su parte, calificó las elecciones de «farsa».

Ese mismo término es el que, según el líder de la oposición bielorrusa, Alexánder Milinkiévich, mejor define lo sucedido el domingo en el país. Milinkiévich, el segundo candidato más votado con el 6% de los votos, sostiene que «lo que ha habido en Bielorrusia no son unas elecciones sino una usurpación del poder. Lukashenko no podía presentarse a un tercer mandato». «No reconocemos los resultados de los comicios y exigimos que se vuelvan a convocar», añadió Milinkiévich durante una rueda de prensa previa a una nueva concentración de sus partidarios en la céntrica plaza de Octubre, en Minsk, la capital del país. En ese mismo lugar se manifestó el domingo una multitud de unas 10.000 personas, más o menos la misma cantidad que ayer, pidiendo la celebración de unas nuevas elecciones.

Los otros dos candidatos, el diputado oficialista, Serguéi Gaidukiévich, y el líder socialdemócrata, Alexánder Kozulin, obtuvieron respectivamente el 3,5 por ciento y el 3,2 por ciento de los votos.