HERIDAS. Varias mujeres esperan para ser atendidas en el hospital de Bagdad. / REUTERS
MUNDO

Un atentado en un mercado chií de Bagdad se salda con al menos 22 muertos

Dieciocho policías son detenidos por su presunta implicación en asesinatos Hallan en un depósito de cadáveres el cuerpo del portavoz de una organización suní

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La segunda jornada consecutiva de violencia contra objetivos chiíes dejó ayer un nuevo reguero de muerte en Irak. Un atentado en un barrio de esta confesión mayoritaria en el país del Golfo se cobró veintidós vidas y dejó una treintena de heridos. La mayoría de las víctimas eran civiles, pero se desconoce si el blanco del ataque terrorista era una persona en concreto.

Esta vez no fue un suicida, sino un coche bomba que explotó frente al restaurante Al Baghdadi, en el interior del mercado del barrio de Abu Dechir, en el sur de Bagdad, el encargado de desatar la barbarie en las calles de la capital iraquí.

El capitán de la Policía, Wisam Saad, dijo que varios testigos habían visto cómo un hombre aparcaba el vehículo cargado de explosivos frente al establecimiento y escapaba corriendo hasta otro coche, que arrancó y huyó del lugar a toda velocidad. Pocos instantes después, se registró la deflagración, que causó la destrucción completa de seis vehículos, además de daños materiales en varias tiendas.

Corrientes enfrentadas

En la populosa barriada de Abú Dechir se muestra muy activa la milicia del Ejército del Mahdi, encabezada por el clérigo radical chií Moqtada al Sadr, que protagonizó al menos dos rebeliones contra el Gobierno interino iraquí y las tropas estadounidenses, en las provincias chiíes del sur del país del Golfo en 2003 y 2005.

Pero la mayoría de los grupos insurgentes iraquíes están integrados por árabes suníes, que atacan con frecuencia objetivos en los barrios de culto chií, así como restaurantes cercanos a las comisarías, donde es habitual encontrar agentes almorzando.

Pero la violencia no entiende de confesiones religiosas. El Movimiento del Diálogo Nacional, una importante organización suní, también estaba ayer de luto. Su portavoz, Saad Jalil alYanabi, fue encontrado muerto en un depósito de cadáveres sin identificar, según informó la Organización de Ulemas de Irak (OUI). «El cuerpo presentaba impactos de bala y signos de haber sido torturado brutalmente», informó el movimiento.

La institución religiosa recordó que Yanabi había sido detenido por las fuerzas de Seguridad iraquíes el pasado viernes en la zona de Nafaq, cuando regresaba a su hogar, y conducido a un lugar desconocido. Por ello, la OUI responsabilizó al Gobierno de Bagdad y las tropas estadounidenses de «este horrendo crimen terrorista, y todo lo que deriva del retroceso de la situación de seguridad que vive Irak».

Precisamente ayer fue detenido un grupo de 18 policías -oficiales y agentes-acusados de participar en robos, asesinatos y acciones «tendentes a incitar la discordia sectaria», según un comunicado del Ministerio de Defensa.