Los GRAPO reivindican el asesinato de una empresaria de Zaragoza
Actualizado:Los servicios de Información de la Policía no albergan «ninguna duda» de que tres terroristas de los GRAPO fueron los que la noche del pasado 6 de febrero mataron a tiros en Zaragoza a la empresaria Ana Isabel Herrero e hirieron de gravedad a su marido, Francisco Colell, durante un intento fallido de secuestro express a las puertas de su garaje. Interior comprobó ayer la veracidad de la carta manuscrita enviada por los GRAPO a varios medios de comunicación zaragozanos y en la que los terroristas asumen el intento de secuestro.
La Dirección General de la Policía, que en un principio se mantuvo escéptica sobre la posibilidad de la reaparición de la banda terrorista, informó en un comunicado que, después de examinar la carta, los funcionarios «centran la hipótesis de que miembros de los GRAPO sean los autores del tiroteo de Zaragoza». El secretario de Estado para la Seguridad, Antonio Camacho, también dio veracidad a la misiva. Según Camacho, la línea de los GRAPO «era una hipótesis sobre la que venía trabajando la policía» y la aparición de la misiva ha demostrado que las sospechas «eran ciertas».
Los servicios de Información trabajan ya con dos identidades, procedentes de identificaciones hechas por Francisco Collel y otro testigo de los hechos: el veterano pistolero Juan García Martín y el sanguinario Israel Torralba Blanco. Según desvelaron fuentes de la lucha antiterrorista, los expertos creen en un 90 por ciento fiable la identificación visual de García Martín, que vigilaba a unos metros del garaje pistola en mano.
Orden de detención
García Martín está procesado por el juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón por pertenencia a banda armada y desde 2002 pesa sobre él una orden internacional de detención. Los investigadores sospechan que ha vuelto de Francia para reintegrarse en los comandos operativos.
La identificación de Torralba tiene para los agentes un 60 por ciento de fiabilidad. Está acusado, entre otros, del asesinato del policía Francisco Javier Sanz Morales en noviembre del año 2000 en Madrid, la última víctima mortal de los GRAPO hasta ahora.
Los investigadores apoyan en otro dato la autoría de los GRAPO: el matrimonio regentaba una empresa de trabajo temporal y tradicionalmente la banda ha considerado estos establecimientos como «objetivo prioritario» de sus ataques.