Cuando la casta consigue lo imposible Álex, todo un filón en el arco
La selección gaditana infantil conquista el Campeonato de Andalucía tras una remontada de tres goles en tres minutos
Actualizado: GuardarLos chicos de la selección infantil gaditana de fútbol sala nunca podrán olvidar el pasado 12 de febrero, en el que se alzaron con el triunfo en la final ante Córdoba tras tres épicos partidos. Sobre todo el segundo. Un partido en el que a falta de tres minutos para su finalización estaba casi entregado al rival.
Había que ganar y se ganó. La selección gaditana se impuso en Málaga superando todo tipo de adversidades. Los chicos de Manuel Álvarez Serrano, más conocido por Ayala, reeditaron de esta manera el título que el año pasado consiguiera la selección gaditana entrenada entonces por Enrique Barroso.
Pero este nuevo entorchado para las vitrinas de la Federación Gaditana no fue coser y cantar. Nada más lejos de la realidad. La miel de la victoria final supo aún mejor a los pupilos de Ayala tras un fin de semana donde el descanso tan sólo llegó cuando el árbitro pitó la conclusión de la final contra Córdoba.
La expedición gaditana salió el sábado 11 de febrero al amanecer desde Cádiz. Eran aproximadamente las siete de la mañana cuando el autobús que transportaba a la selección comenzaba a dirigir su rumbo hacia Málaga. Sin tiempo apenas para calentar, los gaditanos saltaban del autocar a la cancha del pabellón malagueño de Guadaljaire para enfrentarse a una débil selección granadina. Este primer partido sirvió para que Cádiz dejará bien claro a que había ido. Un resultado abrumador de 15 a 3 a favor de los de Ayala dejaba a las claras las proposiciones de Cádiz.
Pero lo mejor de la película llegó con la semifinal ante un rocoso equipo almeriense. Una selección que llegaba al partido contra Cádiz muy descansada ya que a diferencia de los gaditanos, su primer partido ante Granada lo jugaron hace tres semanas en donde se impusieron por 3-0. Sobre el campo, un equipo -el almeriense- con la gasolina a rebosar, y otro -el gaditano- con la carga extra de haber jugado un partido hace tan sólo un par de horas además de los kilómetros del largo viaje.
«Un calvario», así define este partido el técnico gaditano que recuerda con orgullo como sus jugadores «se pusieron el mono de trabajo para echar mano de la casta». Un tiempo muerto a falta de tres minutos para el final y con un resultado adverso de tres goles en contra propició que Ayala tuviera que emplear la autoestima. Con una frase tan retadora como «tenéis que darme el trofeo porque me lo quiero llevar» bastó para que «los chavales salieran a deguello» ante un rival de lo más intimidatorio, cuenta Ayala.
A poco menos de tres minutos para el final Almería vencía por 7-4. Fue tanto «el pundonor y el sacrificio que este grupo humano ofreció sobre la cancha que todavía hoy no lo he digerido», destaca Ayala para explicar lo que sintió cuando a falta de 40 segundos el jerezano Fran empataba un encuentro que abría las puertas de la gran final del domingo.
Tras la fiesta vivida al término del heroíco partido ante Almería, los chicos de Ayala descansaron en Málaga «cuando muchos creíamos que la derrota ante Almería nos haría hacer las maletas antes de tiempo». Ya en la mañana del domingo, la selección gaditana certificó en la final ante Córdoba las convicciones de Ayala. En un partido «complicado», los gaditanos se impusieron 6-4.
Tras este título, en Ayala recaerá la responsabilidad de conformar la selección andaluza, en donde sólo podrán estar 4 gaditanos. Que el trofeo que acredita a Cádiz como la campeona andaluza descanse sobre una de las repisas del portero gaditano Álex es señal inequívoca del influjo de un capitán en su equipo durante el campeonato.
Según narra Ayala, Álex jugó lesionado buena parte del torneo debido a unas molestias en un menisco. «Aguantó los dolores en la portería con tal de seguir jugando sin importarle nada la gravedad de una lesión que podía pasarle», justifica el entrenador del combinado gaditano. Su gallardía bajo palos sirvió a la selección para contar con un seguro. Este gesto le valió para que en el viaje de vuelta -durante el almuerzo en Alcalá-, técnico y compañeros decidieran que la Copa de campeón debía ser para Álex.