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Antología del disparate

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¿Tiene el actual Ayuntamiento de Cádiz -del PP- un modelo de ciudad? Hay quien mantiene que no, pero yo discrepo. Sí que lo tiene: una ciudad para el automóvil, en la que sobran las personas, los árboles y los pájaros, que dista mucho del modelo europeo de ciudad peatonal para el paseo.

Nos insisten en que los parking (prohibidos en el casco histórico de Roma para proteger su riqueza) son necesarios. Y alguno lo será, pero ¿qué me dicen de todas esas plazas gratuitas de las que disponían los gaditanos, que son eliminadas mediante la raya amarilla una vez que el parking queda inaugurado? ¿Alguien ha contabilizado las que se han perdido? Estoy convencida de que muchas obras se realizan por intereses ajenos a los ciudadanos, como todas esas calles que se abren y cierran continuamente en las numerosas obras, adjudicadas casi siempre a la empresa OCYDIS y que se eternizan en manos de cuadrillas de tres o cuatro empleados. ¿Ha previsto alguien que el gas, el alumbrado, la telefonía... se pongan de acuerdo en las mismas fechas para que el ciudadano sea molestado lo menos posible? No, tal vez porque cada vez que se levanta la calle se abona una licencia de obras, que supone molestias al ciudadano pero mayores ingresos al Ayuntamiento y a las empresas adjudicatarias de las obras.

Hay otros temas más preocupantes, como el pretendido nuevo parking entre la Plaza de España y la de la Hispanidad que, además de suponer una amenaza para los edificios y un monumental caos en la ciudad, se llevará por delante, entre otras cosas, las galerías subterráneas existentes en la Plaza de España, que decían que se comunicaban con las cuevas de Maria Moco y centenares de árboles.

Nos dicen que crearán más de 400 plazas de aparcamiento, pero me gustaría que nos informaran también del número de las actualmente existentes que van a ser suprimidas y de quién va a ser el beneficiario de las obras.

Por si todo esto no fuese suficiente, leo en la prensa que un tal Manuel Ochoa Casal está tratando de convencernos de que es una desgracia vivir en Cádiz, constreñidos por una maravillosa muralla declarada monumento nacional y por la geografía. Y propone la desecación de otro trozo de Bahía. Para ello utiliza los mismos argumentos que ya nos diera Dragados en tantas ocasiones, y que tan pingües beneficios le reportaron: la terminal de La Cabezuela, que arrasó una de las zonas de mayor riqueza piscícola de la Bahía, iba a ser «el motor del desarrollo», en frase textual de sus promotores. «Motor del desarrollo, con un gran paseo marítimo» fue el argumento esgrimido posteriormente para avalar las obras de relleno en la Punta de San Felipe, cuyo primer proyecto tenía prevista la destrucción de parte de la muralla. Nuevas desecaciones, en fin, que cobró Dragados doblemente: por dragar y por rellenar.

No se entiende que Cádiz no haya recibido impulso alguno después de venderle tantos motores y tantas motos. Cómo nos manejan.

Cádiz no es Utrera, por más que algunos se empeñen en igualarnos. Recomiendo el libro de Javier Fernández Reina, La Ciudad Insular. No puedo imaginar a nadie protestando por el emplazamiento de Saint-Malo, tan parecido a Cádiz, y pidiendo la desecación de su bahía. Esa ciudad ha sabido vender lo diferente: murallas, cultura, paisaje y bahía. Aquí sólo piensan en obras destructivas que pagamos todos y que nos venden en nombre del progreso.

Del progreso de algunos bolsillos, agrego yo.

Purificación González. Cofundadora de AGADÉN