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Filipinas se aferra a la esperanza al detectar sonidos en el pueblo sepultado por un alud

Provienen de la zona en la que resultó enterrado un colegio con 253 personas

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Filipinas continúa a la espera de un milagro. Ayer, un resquicio de optimismo se apoderó de los servicios de rescate que trabajan en la aldea de San Bernardo, sepultada por un alud de tierra el viernes, cuando detectaron signos de vida de unas 50 personas en la misma zona en la que se encontraba un colegio. En el momento de la tragedia, 246 alumnos y 7 profesores se hallaban en el centro.

Sin embargo, las operaciones de salvamento resultaron, un día más, infructuosas. Hasta última hora de la tarde, cuando los equipos especializados suspendieron su trabajo debido a las fuertes lluvias, no había sido rescatado ningún superviviente del colegio.

Los sonidos fueron detectados gracias a aparatos de última tecnología. «Hemos registrado un ruido», declaró Sahar Yunos, un especialista de Malasia. «Es como un golpeteo o algo parecido», explicó. Además, un perro experto en rescate también se detuvo en tres ocasiones en el lugar en el que los socorristas excavan. Precisamente, ha sido la escuela de Guinsaugon la que ha centrado la búsqueda de supervivientes en los últimos cuatro días. Después de que un alud de lodo enterrara esta pequeña localidad de la provincia de Leyte, varios alumnos y profesores enviaron mensajes de auxilio a sus familias a través de sus teléfonos móviles. «Mamá, seguimos en el colegio. Por favor, ayúdanos mamá. Soy Edilio Coquilla», decía un texto.

En cualquier caso, la posible existencia de bolsas de aire en el barro que sepultó la aldea es la única esperanza a la que se aferran los equipos de salvamento, en los que hay expertos de España, EE UU, Malasia y Taiwán.

El grupo de estudiantes y profesores forma parte de las 928 personas que oficialmente siguen en paradero desconocido desde que ocurrió la tragedia. El número de cadáveres recuperados se elevó ayer a 81, mientras 1.342 personas están refugiadas en tres centros de evacuación y las autoridades locales prestan asistencia a otros 15.000 damnificados.