Los entresijos de la hípica
En Motenmedio trabajan cerca de tres mil personas en las tareas de puesta a punto del caballo; veterinarios, mozos, herreros y propietarios forman parte del montaje caballar
Actualizado: GuardarEl que entra por primera vez en Montenmedio se da de bruces con algo que se asemeja a un parque temático del caballo, algo así como el sancto santorum del mundo caballar, el sitio perfecto para que un jinete se sienta como en casa. La Dehesa que se encuentra en la localidad de Vejer rezuma hípica por los cuatro costados. Así por lo menos lo reconocen tanto propietarios como montadores. Sólo habría que preguntarle su opinión al caballo.
En este magnífico escenario se celebra estos días el Circuito del Sol. Se trata de una prueba que convoca cerca de 500 jinetes, más de 1.400 equinos y 700.000 euros en premios. Pero Montenmedio esconde también secretos. Fuera de plano, entre bastidores existen cerca de 3.000 personas que se afanan de manera perseverante en la puesta a punto del caballo, el principal eje sobre el que gira todo este tinglado hípico.
Los veterinarios son los médicos de cabecera de los caballos. En la pradera donde se disputa el Circuito del Sol existe un dispositivo clínico a la altura de los mejores de Europa. El caballo en Vejer tiene atención individualizada (queda lejos para ellos la Seguridad Social), se les mima y cuida para que den el todo por el todo, tanto en las competiciones de salto como en doma. Y es que un caballo de competición tiene las mismas lesiones que un deportista de alto nivel. Por lo menos, eso es lo que afirma María Isabel Cienfuegos, la veterinaria jefe de Montenmedio. «Los caballos suelen tener roturas fibrilares, cojeras y cólicos por el cambio de alimentación. Cada uno es de su padre y de su madre. Un caballo necesita estar en un estado físico bueno antes de competir. Aquí se le dan masajes con máquinas sólo para los tendones, por ejemplo». En efecto, a los corceles de la Dehesa gaditana se le brindan los mejores avances tecnológicos.
La labor de los mozos
Si hay una figura dentro del mundo hípico que puede presumir de conocer bien a los caballos son los mozos, que ejercen una función terapéutica para el animal. Pasan con ellos las veinticuatro horas del día en los boxers (algo parecido al sitio que utilizan los pilotos de coches en los circuitos de velocidad) y se encargan de su puesta a punto, de cubrir sus necesidades básicas. Les dan de comer, los lavan, los peinan, adecentan su aposento... La variedad de funciones de un mozo es constante. Cada jinete tiene su mozo de guardia como cada golfista su caddie. Cada uno desempeña la función que le corresponde: mientras uno trabaja a la luz de los flashes el otro lo hace en la sombra, subrepticiamente, consciente de la importancia de su tarea.
Los herreros juegan también un papel básico dentro de esta feria caballística. De su trabajo depende que un caballo no ingrese en la clínica veterinaria, pues un mal herraje provoca una lesión en el caballo. Existen diferentes tipos de herraduras como existen distintos tipos de calzados para el ser humano. Cada casquillo utilizado va a depender del tipo de superficie donde se compita o de la modalidad hípica.
Nadie sale perdiendo con una Dehesa como la de Montenmedio. Con un presupuesto de más de dos millones de euros y grandes marcas comerciales que la sponsorizan, el turismo es otra atracción. Los hoteles de Vejer pueden dar fe de que el caballo es un producto más que rentable por estos lares.