Los pepitos de Cádiz
Actualizado: GuardarDicen muchos trasnochadores de Cádiz, a los que evidentemente no conozco, que uno de los mayores placeres que hay es a las tantas de la mañana, cuando es necesario reconfortar el estómago para devolverlo a su estado natural, comerse un pepito de ternera en el bar Lucero.
Reconozco que soy un devorador de pepitos. Es más creo que este artículo es fruto del que me acabo de comer para almorzar: Tres bistelitos perfectamente alineados pasaditos por la plancha en un plis, plas, con mucho cariño, no se vayan a quemar. Luego hay que sumergirlos en un reconfortante baño de aceitito de oliva, unos ajitos casi milimétricos, unas motitas de perejil y dos cucharaditas de manzanilla de Sanlúcar. Que estén a 45º, no más. No sale en exceso. Parta el pan por la mitad, preferiblemente un viena del Riancho, aunque no hago ascos tampoco a una chapata. Coja una cuchara sopera y recoja salsa de la sartén. Espárzala por el pan, con mucho cariño. Qué ningún miajón quede sin saciar la sed. Sea muy democrático en esta cuestión y ahora, como si le pusiera un manta a un niño recién nacido, deposite el bisté encima del pan. Repita el sopeado con la parte de arriba del viena. Si es usted un poco agonía sumerja por la cara el pan en la sartén, aunque advierto que luego resulta incómodo de comer porque chorrea y te pringa una jartá.
Apriete ligeramente el viena, pero con suavidad y ha llegado el momento del primer bocao. La salsa explotará en la boca rodeando al bisté y si usted, como yo, es de la Asociación de Enamorados del Pepito de Ternera habrá llegado al nirvana, a un placer que tan solo se iguala cuando te comes un plato de menudo.
Soy miembro secreto de la Asociación de Enamorados del Pepito de Ternera. Nadie nos conoce. Nos comunicamos con un sistema que inventó Jacobo P. T. mediante manchas de aceite en servilletas de la Cruzcampo. De esa forma convocamos nuestras reuniones que tienen lugar en un punto que no voy a revelar, cercano a una venta de las de telera y salsas contundentes. Allí en torno a una sartén de grande como la cúpula de la catedral nos reunimos los terceros viernes de cada mes al mediodía.
En nuestra última empapada, como llamamos a nuestras reuniones por nuestra manía de empapar el pan de salsa para que el bisté adquiera el máximo grado de jugosidad, decidimos salir de la clandestinidad con el fin de que Cádiz conozca nuestra fe y la verdad que se esconde detrás de los bistelitos de ternera.
Hemos pensado que el 2012 no puede ser solamente el año de la Pepa, tiene que ser también el año del pepito, del pepito de ternera que se come en los bares de Cádiz ya sea en su versión de contudente viena o en la más modesta de las dos lonchas de pan.
No nos gustan los experimentos con gaseosa. En nuestros estatutos rechazamos que se le ponga al bistelito pimiento verde o rojo y ya lo que nos parece aberrante es la loncha de jamón zarrapastroso que convierte al genuino pepito de Cádiz en el serranito, cuando todo el mundo sabe que aquí nunca ha habido sierra y lo más empinado que se conoce es la cuesta de Jabonería.
No, por tanto, al impostor serranito y apoyo total al pepito de Cádiz. Hay que decir la verdad que se esconde tras el serranito. Levante el pan sin miedo. Verá un pimiento morrón gigantesco, una loncha de jamón zarrapastroso como una manta Paduana de matrimonio y cuando encuentre escondido el bisté, verá que no es un bisté es un trozo de serpentina de las que venden en El Millonario.
El Pepito de Cádiz, como muy bien decía Paco Alba, se está perdiendo y es una pena y por eso vamos a presentar al Ateneo de Cádiz una serie de actos para que en 2012 Cádiz se convierta no sólo en sede del constitucionalismo, sino también del bistelismo.
Nuestro proyecto principal es que nos cedan el Baluarte de Candelaria para montar la exposición itinerante: Bistelitos de Cádiz, 200 años sin nervios. Homenaje a Bartolo, porque uno de nuestros objetivos será homenajear a Bartolo, un pequeño bar que había en la calle Hospitalito de Mujeres donde se comían unos pepitos, que habría que llamarles Don José por su tamaño. La exposición recogerá una visión de conjunto sobre el bistelito, con cuadros sobre el bisté realizados por los artistas más consagrados. Bueno el Canijo de Carmona ya ha dicho que está dispuesto a escribirnos el himno oficial de la muestra que se titulará «Ensalsa la salsa».
Otro de nuestros proyectos es unir Cádiz con La Habana con una cuerda formada por miles de bistelitos que expandan por el mundo el olorcito a manzanilla de Sanlúcar y la edición de un libro que se titulará Cádiz en pepito.
Rechazamos la idea de realizar una bistelada popular porque eso es una vulgaridad. Los pepitos se comen en la intimidad para poder mancharse la barbilla sin ningún tipo de vergüenza. En todo caso si proponemos que se ize en la playa de La Caleta la bandera marroncito claro de los bistelitos bien fritos de Europa.
Nota: Todos los que quieran mostrar su apoyo a este proyecto pueden enviar sus firmas a bistelitos@dosrodajasdepan.com