Cultura

La ilusión del flamenco

Alonso Núñez, 'Rancapino', protagoniza una insólita clase de flamenco en el Instituto Huerta del Rosario de Chiclana

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Simplemente espectacular. Así es Alonso Núñez, Rancapino, y así lo demostró una vez más ayer en el Instituto de Enseñanza Secundaria Huerta del Rosario de Chiclana dentro de la segunda sesión del programa Flamenco en las escuelas, que por tercer año consecutivo realiza por todos los centros de secundaria de la localidad gaditana el Ayuntamiento de Chiclana. Ante más de setenta jóvenes de 3º de ESO, y 1º y 2º de Bachillerato, Rancapino, siempre acompañado por Juan Núñez a la guitarra, y con Manuel Piñero como presentandor y comentarista de la insólita actuación del genial artista, deleitó a los jóvenes estudiantes allí presentes con una serie de cantes, donde no faltaron los palos tradicionales como la soleá, las alegrías, las malagueñas, los fandangos o las bulerías.

Ante un público que se sentó en el salón de actos con algo de timidez, el maestro empezó con un cante por soleá, que fue muy seguido por los presentes, hasta el punto que fue el propio Rancapino y Manuel Piñero quienes agradecieron «esa categoría de público por estar tan atentos y esa complicidad imprescindible y necesaria en el flamenco».

Seguidamente, Rancapino interpretó Alegrías de Cádiz, con la que los adolescentes comenzaron a meterse en el cante, atreviéndose algunos, incluso, a seguirle con las palmas.

Joven generación

Tras esto, apareció en escena Alonso Núñez hijo, quien a pesar de su juventud, demostró que Rancapino tiene en su hijo el futuro asegurado, además de arrancar la admiración de las féminas allí presentes, la mayoría por cierto.

De ahí hasta el final, padre e hijo intercambiaron protagonista con malagueñas, fandangos y bulerías, siempre acompañados por un genial Juan Núñez a la guitarra, que deleitó con su toque especial (y menos mal que no había «calentado»).

El mejor momento de la mañana fue cuando María y Cristina, dos niñas de 1º de bachillerato, salieron hasta el improvisado escenario a bailar, animadas por el resto de sus compañeros. Dos jóvenes de sobrado talento, tal y como señaló Manolo Piñero: «Desde que las vi tocando las palmas observé que tenían arte». Las niñas se engrandecieron al cantar Rancapino protagonizando un espectáculo que hizo que el director del centro, Manolo Rey, presumiera de lo que tenía allí. «El arte que hay en este colegio no lo hay en ningún otro», reivindicaba el docente.

Y eso no fue lo último, porque Rocío, una pequeña de 3º de ESO sacó sus dotes de cante y dejó a todos los presentes perplejos por como entonó su voz. Sin duda, una jornada inolvidable que tendrá su continuación la semana que viene en otros dos centros de secundaria de la localidad, aún sin confirmar.