CÁDIZ

Las butacas dan calambres al público y les obliga a llenar al ambigú

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Noche rara, rara, rara. Pero rara. La media de aficionados era la misma en la sala que en el ambigú. «¿Es mala la sesión?» comentaba un aficionado a otro mientras mientras degustaban una cervecita apoyados en la barra del Falla. «¿Qué va!», le contestaba el otro. «Si ahora está cantando el coro de Julio Pardo. Lo que pasa es que aquí se está más a gustito que dentro». Y al lado, minutos antes de que empezase la actuación de Enseñando er-culito, el cantante Manuel Carrasco tomaba unos «refresquitos aliñados» con unos amigos.

Pero cuando los dioses subieron al Olimpo se marcharon hasta el Partenón con Hércules, el público subió hasta la segunda planta del teatro para refrescar las gargantas.

«¿Quién actúa ahora? ¿El cuarteto?», preguntaba uno. «No, está cantando Los primaveras. Y como me ha dado alergia me he venido a debatir sobre Carnaval». Los bocadillos comenzaban a nacer de los bolsos, bolsillos y bolsas de los aficionados cuando, de repente una voz salió de gallinero: «¿Quillo, va a empezar el cuarteto!». Y estampida general por el teatro.

Pero después de que Piulestán y compañía arrancase las risas en la sala, el ambigú volvió a llenarse. Por allí de dejaron ver el que fuera concejal del Ayuntamiento de Cádiz, Jesús de Sobrino, el director de Canal Sur Cádiz, Modesto Barragán, y el director de Canal Sur Radio, Manolo Casal, con Manuel Carrasco y unos amigos. Repitió visita al Falla el hijo menor del presidente del Cádiz Club de Fútbol, Ángel Muñoz Tapia, acompañado por varios empleados del club, como Francis Ceballos, encargado de la revista oficial del equipo amarillo, el dentista Marcos Zilbermann, y hasta la alcaldesa de Cádiz, Teófila Martínez.