Es noticia:
ABCABC de SevillaLa Voz de CádizActualidad
LA VOZ DEL CRANAVAL

Crónicas repelladas de José Monforte: Faltan los pinchitos

La plaza de Las Flores, que se ha convertido en Carnaval en una especie de foro de las culturas, demanda un puesto de pinchitos para el domingo de coros

Actualizado:

La plaza de Las Flores se ha convertido en una especie de foro de las culturas durante el Carnaval. Allí se juntan representantes de los más diversos colectivos que deambulan por allí viviendo su peculiar fiesta. Era la idea que ha intentado este año plasmar en el teatro el coro de José Antonio Lamas, En la calle nos vemos, donde aparecían mejicanos, peruanos y ese colectivo que no se sabe muy bien de donde vienen y que un día se bautizó como los andrajosos y que acuden al Carnaval básicamente para degustar tinto, a lo que son tremendamente aficionados, especialmente al de tetrabrik que les atrae mucho.

Yo personalmente me quedo con la representación hispanoamericana. Me encantan los peruanos de la plaza de Las Flores. Ellos llegan allí con sus altavoces, sus instrumentos de grandes dimensiones, su manta puesta sobre los hombros, su pelo tremendamente moreno, sus grandes napias (no sé por qué todos tienen grandes napias) y a tocar mientras ofrecen compandis como la mejor de las agrupaciones del Carnaval de Cádiz. A su alrededor se congrega la gente. Muchas veces no sé si por escucharles o porque muchos, algo despistados, creen que es una chirigota.

Los peruanos parece como si estuvieran guardados debajo de la fuente de la plaza de Las Flores. Llega el domingo de Carnaval y, alehop, como los trapecistas del circo, aparecen allí ya con los instrumentos puestos y la manta no se la quitan ni aunque le pongan al lado un horno de esos de los puestos de papas cocías.

Pero hay un elemento que no recoge el coro del Lama y que es también otro de los rasgos que caracterizan a la plaza de Las Flores durante el Carnaval y es el simpar remolque de Tere la de la Tartana, que hace los bocadillos como le da la gana. Nadie conoce a la verdadera Tere, porque además sus tartanas aparecen ya en cualquier sitio, como si fuera una multinacional del Piojitos food. Reconozco que siempre me ha llamado la atención su oferta de hamburguesa. Cuando me aburre alguna chirigota que se sube a las escaleras de Correos me pierdo y me sumerjo en el universo de Tere la de la Tartana. Sus fruteros de Duralex perfectamente alineados sobre el mostrador. En uno rodajas de cebolla, en otro rodajas de tomate. Todas las lonchas iguales. No había un tomate más gordo que otro, ni una cebolla que no fuera de blanco inmaculado, como la bata de un dentista. Alguna vez he pensado si serían siempre los mismos. No sé hasta el humo de cada hamburguesa me parecía igual que la de antes. El dependiente preguntaba si kechup o mostaza y también todos los chorreones eran iguales, como decía Paco Leal con la churrera de La Guapa, que un churro de más no se lo daba a cualquiera, Tere la de la Tartana no da un chorreón de kechup de más a cualquiera.

Tere jamás dejaba de vender hamburguesas a pesar de la dura competencia de alrededor con los simpares chocos fritos de Las Flores, las inigualables baguetes vegetales del Don Pan y las tristemente desaparecidas empanadas de Compañía. Este año todos deberemos de ir, antes de acudir al Carrusel, hasta el horno y hacer una genuflexión ante su puerta como muestra de agradecimiento por tanta hambre quitada de un domingo de coros. Yo creo que al igual que en Corpus las cofradías gustan de montar altares, nosotros los que somos de comé deberiamos montar el primer domingo de Carnaval un altar a la empanada de Compañía, junto a la cuchillería de Serafín y besar la de atún y la de carne, oé igual que los capillitas le besan a los santos los pies.

¿Quién conquistará el nicho de mercado de las empanadas de Compañía este año? Esa será una de las claves gastronómicas del Carnaval 2006.

Pero no cabe duda de que para completar el cruce de las culturas en la plaza de Las Flores quedan aún dos elementos y son la cultura asiática y la cultura del Magreb. Lo de Asia se puede arreglar fácilmente y es que el Supersol que hay en el antiguo solar del Cine Andalucía ofreciera un arroz tres delicias, con tortilla por supuesto. Ya los rollitos imperiales que se los traiga la gente de su casa, que lo que importa es la voluntad. Tú llegas con tu rollito y te dan un cuenco de arroz y parece la plaza de Las Flores la plaza de Tiananmen.

Pero lo que sí me gustaría a mí es que en medio de la plaza pusieran un puesto de pinchitos morunos, de esos picantes, que te tienes que beber luego tres cuartos de litro de Cruzcampo y aún así la boca se te queda más caliente que La Caldera de Joaquín Quiñones.

Mi padre me cuenta que antes en los Carnavales eran habituales los puestos de pinchitos morunos y aunque ahora, más que morunos, sean del Procosur, tengo yo ese capricho. A ver si se presenta algún voluntario. Y Pepe Blas, por la grúa municipal, no le vayas a negar la licencia, que te conozco.