Una cosa es el tipo y otra el disfraz
Actualizado: GuardarUna semana queda para buscar disfraz. Podría parecer un plazo pequeño para los que ignoran y desprecian a esta exagerada fiesta de vecinos que se llama Carnaval. Los que crecieron con ella, saben que sobran seis días y medio. Con encontrar algún mamarracho en el arcón del abuelo el sábado por la tarde, bastará para echar un rato: finalidad exclusiva de tanta parafernalia. Ésta es la única ciudad andaluza en la que te miran mal si entras con traje y corbata en un bache. Si vas en bermudas y camiseta, nadie sospechará nada. El mundo, al revés. Así las cosas, que conviene no ponerle mucha atención al tipo.
Los que esperan encontrar lujo, buen gusto y diversión elaborada han confundido islas con bahía, Adriático con Atlántico, Colonia con manzanilla. Esos que abominan tienen la misma salida que el año pasado: largarse, temporal o indefinidamente. Esto es muy pequeño. Se agradecerá. Oponerse a las fiestas resulta incompatible con el sentido común. Sólo hay dos actitudes coherentes: participar o quedarse al margen. Combatirlas es inútil y, además, de aguafiestas que, por cierto, huele a primer premio.
Los civilizados aburridos que creen tener la felicidad en la agenda y el taco, mejor que se mantengan lejos. Esta fiesta siempre fue para los descamisados, para los barrios viejos y los viejos de barrio, para trabajadores por cuenta ajena, ajena a los que tienen cuenta a costa de los trabajadores. Los proletarios, o sus hijos profesionales y funcionarios, son los que saben de qué va todo esto. Ellos aún tienen margen hasta para sacar una chirigota ilegal con otros componentes a los que ni siquiera conocen todavía. En la capital mundial de la improvisación, una semana da para mucho.
Eso no está en el reglamento
El problema de los disfraces es que se conviertan en permanentes, que se hagan crónicos. El Ayuntamiento de Cádiz pretende hacer pasar un proyecto atrasado por una apuesta de futuro. El equipo municipal de Gobierno tiene pendiente la construcción de un gran centro cultural en Extramuros. Los casi 100.000 habitantes de esa parte de Cádiz no tienen ni un triste teatro viejo que echarse a las posaderas. En el programa electoral del PP (tengo una copia chuchurría en un cajón) aparecía ese proyecto como compromiso electoral para el mandato 2003-2007. Nunca más se supo y el plazo se agota. Pero cual es la sorpresa cuando ahora reaparece esa idea, la de crear un recinto de uso cultural en Puerta Tierra, en los almacenes de la antigua Tabacalera, disfrazada y maquillada como proyecto estelar para el 2012. Ese disfraz no vale un duro. No da ni para semifinales. Ese compromiso era anterior y si no se ha cumplido, dígase, pero fallar y tratar de disimular merece algo parecido a un cajonazo.
Como un coro que se cambia
Alcances también ha presentado nuevo disfraz. Se ha convertido en Cádiz.doc y ahora apuesta («completamente del todo», que decía El Chimenea) por el documental. Bien estará el cambio de rumbo si se asume con honestidad y firmeza, si se mantiene varios años. No se puede variar de camino en cada cruce. A ver si funciona la nueva fórmula. En la presentación, por cierto, se produjeron dos gestos para el optimismo: que todas las administraciones públicas comparecieran juntas y que la alcaldesa admitiera que hay temores sobre el futuro del certamen. Eso de dudar está muy bien, humaniza a los políticos.
¿Quién dirige? ¿Subiela?
Por cierto ¿Y Sánchez Villacorta, el que fuera director de la Muestra? LA VOZ publicó que no iba a seguir, porque lo confirmaron tanto el afectado como fuentes municipales oficiales, pero otros medios lo desmintieron a las 24 horas (¿qué feo!). Sin embargo, el viernes no estuvo y se presentó como responsable a Vega. Qué alivio, ya está claro quién dijo la verdad.
El loco de la Sonora
Los que llevan años mereciendo un premio son los músicos de la Sonora Big Band. Ese grupo, formado por excelsos profesionales de la música y devotos aficionados al jazz, lleva una década haciendo grandes cosas, sin apenas apoyo promocional (el Ayuntamiento sí le echa muchos cables, pero no alcanza más allá de Cortadura) que le permita entrar en determinados círculos em-presariales y comerciales. Sólo le falta un poco de publicidad para que ocupe el lugar que le corresponde, ahora mismo usurpado por mucho papafrita que se cree músico, compositor o cantante. El Loco de la Co-lina, Jesús Quintero, puede jugar ese papel de apoyo. Por lo pronto, se ha llevado a la gran banda a actuar y aparecerá, durante las próximas semanas, en varios de los programas del incalificable entrevistador onubense. Ojalá sea la pizca de promoción que le hace falta a una aventura musical que merece mejor fortuna.
Dos cuplecitos
Para tratar de contribuir a lo carnavalesco: dos cuplecitos. El primero, protagonizado por una pareja de gaditanos que vive en Chiclana, muy funcionarios ellos. Van al veterinario a llevar a un perro. Cuando termina la consulta, el doctor les ofrece un documento a firmar. Creen que es algo relacionado con el estado del animal, o con el tratamiento, pero al ir a poner la rúbrica se dan cuenta de que se trata del listado del Partido Popular para recabar apoyos ciudadanos contra el Estatuto de Cataluña. Se lo tomaron con espíritu chirigotero. Se descojonaron y dejaron el bolígrafo. No quieren denunciar, ni líos, porque le tienen aprecio personal al veterinario pese a todo. El segundo cuplé es un blog. A ese universo nuevo no le dejan de salir planetas. Uno de los últimos es una página simpatiquísima, creada con espíritu burlón, cotilla y gamberrete que desmenuza los chismes de la profesión periodística en Cádiz. Estupenda compensación para un gremio sobrado de pretenciosos y arrogantes.