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Una victoria para la reconciliación

El Cádiz necesita ganar Osasuna para hacer las paces con Carranza y parte de su afición Lobos jugará en la banda izquierda y Raúl López supera sus molestias y será titular

JOSÉ MARÍA AGUILERA/CÁDIZ
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Al filo del abismo. Un paso más y se cae. Jugando con fuego. En la cuerda floja. Una sarta de tópicos funestos y malintencionados son válidos para ilustrar la peligrosa situación del Cádiz, al que su bisoñez en casa le está complicando una tranquila marcha liguera. La tómbola de Carranza es lo menos parecido a Alcatraz pues ya han volado 24 puntos y con ellos la reputación de fortín que se ganara con el sudor y el paso de los años. La Primera División ha hecho saltar por los aires esta denominación, pues el equipo de Espárrago se maneja mucho mejor como visitante que inspirado por el aliento de su público.

Una estampa dolorosa

La estampa del estadio gaditano en el pasado sábado ha hecho mucho daño, más del esperado. En el momento en que Kanouté disparaba el resultado, las gradas respondían con el silencio más doloroso pues casi diez mil espectadores ya se habían marchado abochornados por lo que estaban viendo. Sólo unos pocos, los de siempre, siguieron jaleando a sus ídolos y alardeando de cadismo.

A partir de ahí se ha generado un agrio debate del que ni siquiera han escapado los futbolistas, pidiendo más calor y rompiendo su lanza en favor de los que no abandonaron pese al desaguisado. Su postura es comprensible, respetable pero inoportuna, porque el cadismo no son sólo siete mil fieles. También incluye a derrotistas, apasionados, indiferentes, críticos, sosos,... todos forman parte de esta gran familia. Y como todas las declaraciones de la semana no han servido para mejorar las relaciones, sólo una victoria volvería a unir a todos sus miembros en pos de la causa final.

Un triunfo que es tan obligado en el aspecto anímico como en el deportivo. Con sólo 22 puntos (renta exigua en años anteriores para mantener la categoría), el equipo amarillo está en el puesto 17 a dos puntos del descenso. Otro tropiezo lo metería con casi total seguridad en esa zona que te da derecho a retroceder otro año y volver a la categoría de plata. Y es el peor momento para dar marcha atrás, pues el Cádiz está inmerso en un calendario de aúpa que culmina con cuatro enfrentamientos ante rivales directos que también pelean por salir de abajo (Bilbao, Alavés, Mallorca y Espanyol). El fútbol es un estado de ánimo y es importante llegar con la moral intacta.

Un nuevo refuerzo

Para ello, Espárrago ha realizado una apuesta arriesgada por la calidad y del once de Chapín ya sólo queda el portero y los dos laterales (precisamente los dos a los que daban por muertos antes de iniciar la Liga). A la espera de que Vella logre la aclimatación definitiva, el técnico cadista ya maneja todas sus cartas y hoy pondrá a su Rey de Oros. Lucas Lobos será por primera vez titular en la competición liguera aunque no en su posición habitual (propiedad exclusiva de Mirosavljevic), sino que caerá a la banda izquierda. Un falso interior zurdo al estilo de Ronaldinho o Zidane con libertad de movimientos y esencial en la estrategia, que últimamente está fallándole al equipo gaditano.

La mayor parte de las esperanzas de la afición recae sobre este futbolista estrella que debe tirar del carro amarillo. Estará secundado en el otro flanco por Fabián Estoyanoff, que quiere olvidar su nefasto partido ante el Sevilla en el que actuó un tanto mermado por un proceso febril sufrido durante la semana. Arriba Medina intentará iniciar otra nueva racha después de que el sábado pasado se quedara sin mojar.

Atrás seguirá la base del equipo que ha venido actuando en las últimas jornadas, y nadie pagará los platos rotos tras la goleada de la última jornada. Al final, y contra pronóstico, Raúl López se ha recuperado de sus molestias e incluso ha dejado al ilusionado Silva fuera de la lista de convocados.

Aguirre tampoco hará mucho cambios en su once tipo, salvo los obligados por el mal momento de Raúl García y la lesión de Webó, que tampoco tenía un puesto fijo. Pero el Osasuna puede ser el equipo de Primera que menos se resiente cuando algún futbolista se lesiona (excepto Milosevic, que es caso aparte). En la primera vuelta, el técnico mexicano alineó a un equipo con siete caras nuevos y plagado de canteranos, y aún así el meneo que le pegó al Cádiz fue espectacular. Más que por nombres, es que la escuadra rojilla es el rival más incómodo que puede tocar esta tarde. Rocoso y peleón como el Racing, certero como el Sevilla, con torres gigantes en todas las líneas y sin la presión de estar ahí abajo.

Eso sí, Aguirre avisa que vienen a por los tres puntos porque quieren hacer historia, y la mala racha actual (una victoria en seis partidos) le ha descolgado hasta el cuarto puesto. El objetivo es la Champions, y el Carranza es plaza fácil para conseguir la victoria. Hasta el momento. Hoy es el día perfecto para negarlo.