La paz de la campiña
Casas tranquilas que emergen de la arboleda componen un alojamiento muy visitado por extranjeros en Vejer
Actualizado: GuardarEl lugar transmite mucha tranquilidad y también cuenta con ciertas comodidades para disfrutar de la estancia, como una piscina sobre la que reza en un curioso cartel «cuidado con los cocodrilos», una sauna y un gimnasio para mantenerse en forma «aunque también se puede hacer ejercicio en el campo libre, en una planicie de hierba ideal que tenemos aquí», además de unos cuantos columpios de madera sobre las ramas de los árboles.
Aunque no tiene restaurante, los propietarios recomiendan cualquiera de las ventas cercanas por su comida casera y sus precios razonables. Otro detalle que hace la estancia muy especial es que las casas y las instalaciones se comunican entre sí por caminos y escaleras de piedra entre los arbustos que de noche quedan iluminadas únicamente por la tenue luz de las pequeñas lamparitas de los bordes.
Vistas al monte
En cuanto a las viviendas, están totalmente equipadas con todo tipo de utensilios y elctrodomésticos. Los saloncitos tienen televisión y equipo de música aunque lo más singular de estos pequeños apartamentos es la decoración rústica basada en madera y forja con toques étnicos como tapices de collage o cuadros africanos que le han dado sus dueños y que hace que las estancias sean muy acogedoras. Lo mejor de estos alojamientos son sus terrazas, desde las que hay impresionantes vistas de la montaña sobre la que se erige Vejer y sus alrededores, muy verdes en esta época.
En cuanto a los clientes que frecuentan este lugar, los propietarios señalan que «los hay de todas las edades y siempre durante todo el año». «El negocio del turismo rural es muy rentable porque este tipo de cliente deja más dinero en la zona, ya que se mueve mucho. No es así con el típico que sólo viene a la playa y se aloja en un gran hotel donde se lo ponen todo hecho», comenta Gisela. La propietaria también deja claro que es más frecuente ver a extranjeros que a españoles «ya que, éstos sólo salen en Navidad, Semana Santa y agosto mientras los primeros son mucho más flexibles».
La Casa Mantecote abrirá sus puertas mañana después de un descanso. «Ya estamos al completo, incluso para el verano ya están reservados los apartamentos de cuatro personas», apunta Merz.