MILENIO

Pasión femenina

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Jornada de efluvios distinguidos la que se vivió ayer en el Parlamento andaluz. Se aprobó, como estaba cantado, la proposición de ley de la reforma del Estatuto de Carmona merced a los votos de socialistas y coaligados de IUCA. Una jornada solemne, histórica, en realidad, pese a esa devaluación permanente y progresiva del término. 64 votos a favor y 42 abstenciones.

Un resultado que permite con holgura que prosiga el trámite parlamentario hasta el mes de Junio, cuando se remitirá el texto a las Cortes Generales con las aportaciones finales prometidas por populares y andalucistas.

La medular Gracia (PSOE)-Caballero (IUCA) frente al eje Antonio Sanz-Pilar González, una mujer, por cierto, que introduce citas y reflexiones de ilustres criaturas andaluzas, lo que no ocurría en la Cámara desde los tiempos de la Pinza, cuando el triunviro Luis Carlos Rejón recordaba con fruición el mundo helénico y a algunos príncipes del pensamiento progresista español que acabaron en el exilio tras la guerra civil que perdió la España plural.

Tanto Concha Caballero como Pilar González pusieron pasión en sus respectivos parlamentos, mientras don Antonio Sanz cuestionó el propio reglamento del pleno al querer hablar después de la intervención de cierre del presidente de la Junta: pero allí estaba la presidenta de la Cámara, que no dejó que el disciplinado Sanz respirase. Un debate donde las señoras brillaron especialmente. Por cierto, el portavoz socialista, el profesor Manuel Gracia, desarrolló un discurso con dureza diamantina pero con voz de terciopelo y sonrisa de monje de clausura.

Muy bien todos, en definitiva, incluso la distinguida clac que lucía en los asientos de los invitados: los anteriores presidentes de la Cámara, el ex presidente de la Junta Borbolla; el Defensor del Pueblo, Chamizo; el descamisado alcalde de Marinaleda, quien al parecer nunca tiene frío, e incluso hubo recuerdos de la portavoz de IUCA para ilustres que ya no están entre nosotros, como el inolvidable Plácido Fernández Viagas.