Cultura

Gabino Diego entusiasma al público en el Teatro Principal de Puerto Real

El polifacético actor recordó numerosas anécdotas de su vida profesional La primera de las Presencias Cinematográficas se saldó con un rotundo éxito

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Poco más de veinte minutos sobre el horario previsto y Gabino Diego hacía su comparecencia, en un abarrotado Teatro Principal que registró más de tres cuartos de entrada, con motivo de las primeras Presencias Cinematográficas organizadas al unísono por la Universidad de Cádiz y el Ayuntamiento de Puerto Real a través de la Escuela de Cine. El artista estuvo simpático, risueño y con ganas de agradar al respetable. Al más puro estilo Gabino Diego que le ha hecho triunfar en cine y teatro.

Consciente de la dificultad de su papel en el mundo del espectáculo, hacer reír, comenzó su intervención con una rémora a sus años estudiantiles, época en la que fue expulsado de varios centros. Aclaró, entre las risas del respetable, que ocurrió porque «me juntaba con los gamberros, pero yo no lo era». Apasionado de la música, reconoció ante la pregunta de una de sus compañeras de tertulia -alumna de la Escuela de Cine-, su pasión por el jazz. Por ello rememoró su anterior visita a la localidad con motivo de la exposición fotográfica de Robert Freeman, presente en la sala, y su relación con el crítico musical de LA VOZ Salvador Catalán «uno de los mejores».

Fruto de su pasión por la música, Gabino se ha metido en el mundo de la producción con los cantantes Paulo Ortiz y Luis García, «una apuesta arriesgada pero de la que ya he recuperado el dinero». Comentario que, cómo no, desató las carcajadas del público.

Una de las mejores anécdotas de su vida tiene que ver con su fecha de nacimiento. En numerosas citas, aparece que su llegada al mundo fue un 18 de septiembre. Nada más lejos de la realidad, ya que como él mismo aclaró el alumbramiento tuvo lugar el día seis de ese mes. La confusión se produjo porque «mis padres me apuntaron tarde».

El mundo del espectáculo

Preguntado por sus inicios, no tuvo reparos en reconocer que Jaime Chávarri «se arriesgó» al darle un papel en Las bicicletas son para el verano, filme que supuso su debut en el mundo del séptimo arte por «el parecido que tenía con Fernando Fernán Gómez de joven». Un Fernán Gómez que le dio el empujón definitivo en su carrera con El viaje a ninguna parte. Hablar del miembro de la Academia es hablar de un director «que es duro porque quiere enseñarte», al tiempo que le definió, junto a Agustín González, «como uno de los mejores actores que he conocido». En el turno de preguntas no podía faltar la típica ¿cine o teatro?. El actor no supo por cuál definirse, aunque anunció que el celuloide era más complicado, mientras que en los escenarios «se disfruta más delante del público». Gabino Diego, que parafraseó a su mentor al señalar que «si te dan el Goya de joven es que vales para esto y si te lo dan de mayor es que sigues valiendo», tiene en su poder un Oscar por su participación en Belle Époque. Un premio que le supuso «algo tan grande como que España gane un mundial y por penaltis», aunque dejó claro que su mejor premio «aún está por llegar».

Sin duda uno de los personajes más aclamados de su extenso currículum es el de Cuco en Torrente II. Y ante la petición del respetable salió al escenario a interpretar al amigo del agente más tonto de la ley. Para meterse en la piel de este individuo, al igual que para el de otras películas, como El oro de Moscú o El Rey pasmado, se vale de observar a gente por la calle.

Así entre risas, se marchó tras recibir de manos del alcalde José Antonio Barroso el Arco representativo de la ciudad por donde entra ese olor a mar que tanto admira.