«Todas las posturas sobre el Estatuto son conciliables»
«Sobre el consenso hay que distinguir lo bueno de lo mejor, y una mayoría legitimada no es mala para Andalucía» «El nuevo reglamento convierte al Parlamento en el más ágil de España»
Actualizado: GuardarLas encuestas señalan que, hoy por hoy, la conocen más del doble de andaluces que cuando accedió a su cargo de presidenta del Parlamento de Andalucía. El dato llega al inicio de un curso político en el que tendrá que templar aún más sus nervios. Le toca lidiar con el debate sobre la reforma del Estatuto, que hoy comienza su debate en la Cámara autonómica. María del Mar Moreno (La Carolina, 1962) opina que las posturas de los cuatro grupos políticos son, en esencia, muy similares. Añade que Andalucía disfruta del Parlamento más ágil y democrático de España gracias al nuevo reglamento de la Cámara.
-¿Piensa usted, desde un punto de vista institucional, que sería malo que la reforma del Estatuto de Andalucía no contara con el apoyo de los cuatro partidos?
-Hay que distinguir lo bueno de lo mejor. Yo creo que el máximo consenso es lo mejor que le puede pasar a Andalucía, lo cual no significa que un Estatuto, legitimado por la mayoría que requiere una ley orgánica para su aprobación, no sea bueno para Andalucía.
-Los debates estatutarios se presumen tensos.
-Es importante resaltar que hay una participación intensa de todos los grupos en esta proposición de ley. Es cierto que sólo está firmada por dos, pero recoge propuestas de los cuatro grupos. Por lo tanto, buena parte del trabajo ya se ha hecho y se ha discutido. Yo me atrevería a decir que la mayoría de las discrepancias surgidas por la reforma estatutaria son cuestión de matiz. Yo no alcanzo a ver claro cuáles son esos puntos irreconciliables de debate en torno al Estatuto andaluz, teniendo en cuenta que en Andalucía no existe ninguna fuerza política que pueda generar un debate de confrontación con el Estado. Todas las posturas sobre el Estatuto son conciliables.
-¿Le preocupa el grado de implicación de la sociedad andaluza en el Estatuto, que de momento es bastante bajo ?
-Esto tiene un cierto punto de normalidad. Por poner un ejemplo práctico, cuando una familia reforma su casa, nunca siente una emoción tan grande como cuando la compra. Cuando los andaluces accedimos por primera vez a la vivienda de la autonomía fue muy vivido, porque fue un proceso especial. Era el nacimiento a un estatus político diferente que era el autogobierno. No obstante, el interés de los andaluces irá subiendo conforme también su protagonismo sea más necesario. Esta reforma culmina en un referéndum que llevará una gran fase de información, divulgación y debate social y ciudadano. Ahora mismo hay una tramitación, que es más estrictamente parlamentaria, pero llegará el momento en el que será fundamental hacernos con el interés de los andaluces.
-¿Cómo se están adaptando los parlamentarios al nuevo reglamento de la Cámara andaluza ?
-De momento, va rodando muy bien. El Parlamento de Andalucía ha ganado en calidad democrática con la aprobación de este reglamento que nos sitúa a la vanguardia de todos los parlamentos regionales y, en buena medida, del propio Congreso. Después de la reforma, este es el Parlamento más ágil de España. Aquí, la actualidad está más presente en el debate plenario, lo que propicia un mayor control al presidente del Gobierno andaluz, y un mayor protagonismo de la oposición, que tiene más derechos reconocidos que en cualquier otro lugar. El Parlamento debe dar su espacio y su reconocimiento a la oposición, porque todos los países y regímenes del mundo tienen su gobierno, pero una oposición libre sólo la tienen las democracias.
-¿Qué herramientas introduce este reglamento para dotar al Parlamento de esa agilidad a la que usted se refería?
-Le pongo un ejemplo claro: en el Congreso de los Diputados, y en la mayor parte de los parlamentos, un asunto entra en el pleno si ha sido registrado con un mes de antelación. Eso significa que un asunto que suceda hoy, no se debatirá en el pleno hasta dentro de un mes. En el Parlamento de Andalucía, admitimos las preguntas de urgente actualidad hasta en la misma mañana en la que se va a celebrar el pleno. La máxima actualidad puede tratarse de inmediato gracias al cupo de preguntas que se han introducido en el control al gobierno. Esto es importantísimo, porque acerca al Parlamento a lo que sucede en el día a día de la Comunidad, algo que es de gran utilidad en esas labores de control.
-Los gobiernos con mayorías absolutas suelen reducir al mínimo su actividad parlamentaria. ¿Ocurre lo mismo con el PSOE en Andalucía?
-A la luz de todas las estadísticas que tenemos, le puedo decir que esta es una legislatura donde el Parlamento está acaparando la centralidad del debate político. La legislatura arrancó con una serie de medidas que se denominaron de impulso democrático, que han tenido mucho que ver con nuestro avance en calidad democrática, en los derechos y deberes de diputados y diputadas, en la trasparencia en sus retribuciones y en un mejor control de la publicidad institucional y, por encima de todo, la mayoría absoluta no ha sido un obstáculo para que se haya elaborado una reforma del reglamento de la cámara más galantista con los derechos de la oposición. Más allá de la comodidad que pueda tener un gobierno que sabe que gana las votaciones, porque tiene más diputados que el resto, se han emprendido en esta legislatura reformas que obligan a contar con mayorías cualificadas, superiores a la absoluta, como es el caso de la reforma del Estatuto.
-¿Entonces, usted no comparte la opinión de la oposición sobre que el PSOE utiliza su mayoría absoluta como un rodillo?
-Le voy a dar un dato significativo al respecto y que es difícil de creer, porque siempre se pone el punto en la discrepancia: Aquí, dos de cada tres votaciones en pleno se han votado sin la oposición de ningún grupo político, y una de cada tres, por unanimidad. Esto significa que hay un nivel de votaciones con una amplia coincidencia. Son muy pocas las votaciones que salen adelante sólo con el apoyo del grupo mayoritario.
-Pronto cumplirá dos años como presidenta del Parlamento. ¿Qué balance hace?
-Lo más difícil para un presidente de un parlamento es el ejercicio de contención política y verbal al que nos autosometemos durante cuatro años, y yo lo hago con mucho gusto, porque entiendo que el papel del arbitraje lo requiere, pero es verdad que cuesta trabajo ese ejercicio continuo de prudencia, que te impide entrar en los asuntos de actualidad, porque es evidente que todos los presidentes de parlamentos mantienen su ideología en perfecto estado de forma. Lo que más me está gustando de mi trabajo es que nunca he escuchado tanto como siendo presidenta del Parlamento. En general, la política lleva aparejado escuchar sólo lo que nos gusta o escuchar sólo a los tuyos. Ser presidenta del Parlamento te obliga escuchar a todo el mundo y esto te permite aprender, alcanzar criterios más flexibles y relativizar muchas cosas.
-¿Pero habrá momentos en los que le gustaría saltar y dar su opinión?
-(Se ríe) Sin duda, muchas veces.
-¿Qué límites considera usted infranqueables en un debate político?
-Los límites los marca el reglamento, pero más allá de eso, la Mesa debe hacer compatible un derecho sagrado, como es la libertad de expresión, con el decoro. Este límite es muy difuso y, socialmente, creo que se es poco exigente con los excesos verbales, sobre todo en los medios de comunicación. Hace mucho tiempo que se cruzaron fronteras en ese sentido que nunca se deberían haber cruzado.
-¿El Parlamento cumple con su función de vertebrar a Andalucía?
-El Parlamento, aunque está en Sevilla, son sus 109 diputados y diputadas que trabajan en las ocho provincias andaluzas. Buscan problemas y soluciones que mejoren la calidad de vida de todos los andaluces y andaluzas.