'Gourmets' de recreo
Medio centenar de estudiantes del instituto La Viña participa en una degustación experimental de urtas tratadas por acuicultura
Actualizado: GuardarA la hora del recreo no hay nada mejor que una buena urta para matar el hambre. Y si se ha tratado mediante acuicultura mucho mejor. Por sorprendente que parezca, éste fue el menú que degustaron ayer medio centenar de alumnos del instituto La Viña, en Cádiz, elegidos para probar y evaluar un nuevo tipo de pescado. A pesar de los remilgos que produjo en algunos alumnos tal menú, la mayor parte de ellos lo probó y rellenó una encuesta que le sirvió como postre el Centro de Investigación y Formación Pesquera de Cádiz (CIFPA), que organizó la degustación en colaboración con el Centro de Investigación y Formación Pesquera y Acuícola El Toruño.
La hora en la que se produjo el ágape marino, las 11.15 horas, no parecía la mejor para emitir un juicio objetivo. Nada más lejos de la realidad. «Aunque parezca extraño es la mejor hora posible, ya que los alumnos -que pertenecían a los cursos de Nutrición y Ciencias Medio Ambientales de La Viña- no tenían demasiada hambre ni había riesgo de que sufrieran mezcla de sabor con algo que hubiesen comido antes», explicó Pedro de Hoces, director del Centro de Investigación y Formación Pesquero de Cádiz.
El objetivo de la degustación era que los alumnos completasen una encuesta valorando el sabor y textura del pescado, cultivado en la provincia de Cádiz. Esta prueba forma parte del proyecto Jacumar, que se realizó de manera simultánea, con urta gaditana, en otras ocho comunidades autónomas (Asturias, Baleares, Canarias, Cataluña, Galicia, Murcia y Valencia).
De Hoces destacó que la elaboración del pescado se ha producido íntegramente dentro del Instituto Pesquero (situado justo en frente de La Caleta) y explicó que se había elegido a los alumnos «por la vinculación que tienen, como estudiantes de Nutrición y Medio Ambiente, con la acuicultura». Además, adelantó que para la próxima degustación, que se celebrará en marzo con productos gallegos («no decimos cuales para no condicionar el gusto de los alumnos») intentarán que sean los propios alumnos los que traten y preparen los alimentos en las instalaciones de este singular edificio de Duque de Nájera.
Algunos de los alumnos, entre los que predominaban las chicas, hubieran preferido una caña de chocolate o un bocadillo de mortadela a juzgar por la cara que pusieron cuando, en el comedor del centro, se encontraron con las urtas. Empero, ninguno se quejó del menú cuando, a las 11.30, terminó la degustación.