Cartas

¿A qué esperamos?

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No pretendo ser un alarmista, ni utilizar un asunto de salud pública para atacar al Gobierno, pero lo cierto es que las primeras aves con gripe aviar ya están llegando a las costas de Italia y África y es cuestión de tiempo que lleguen a las nuestras. Hace unos meses, el Gobierno sacó una ley que prohibía la cría de aves de corral a la intemperie para evitar el contagio con las aves migratorias, cosa que, para tranquilizar a la opinión pública, no deja de repetir la televisión. Sin embargo, mucho me temo que esto sólo ha afectado a las grandes industrias avícolas, y la realidad es distinta.

Yo vivo con mi familia en un chalet en Chiclana. Aquí convivo con otros dueños de parcelas o campitos que tienen como afición la cría de gallinas y pavos al aire libre para su consumo familiar. Todos los días veo cómo grupos de garzas migratorias toman comida del gallinero de mis vecinos. Al día de hoy, y sólo en Chiclana, hay miles de gallinas a la intemperie que pueden entrar en contacto con aves migratorias. Sólo hace falta una vuelta en helicóptero para identificar los corrales piratas repartidos por la zona. El asunto es tan peligroso que debe obligar a las Administraciones a inspeccionar las zonas de riesgo, visitando y, si fuera preciso, multando a todos los criadores no profesionales que incumplen la ley, poniéndonos a todos en peligro.

Carlos Suárez Vargas. Chiclana