Otra galaxia

La verdad es que lo nunca visto se ha visto siempre. Hay una diferencia de grado, pero lo esencial es idéntico. El cohecho se ha dado siempre, pero no es corriente que unos guardias civiles detengan a otros guardias civiles por «agilizar la aduana» en un aeropuerto. Convirtieron los tricornios en cazos y, en vez de su acreditada vista de lince, cobraban 50 euros por hacer la vista gorda. Los engañados como chinos pertenecían a esa nacionalidad, pero al trascender la noticia mucha gente, dada a generalizaciones, va a pensar mal del benemérito cuerpo. Así somos. También la gripe aviar nos hace desconfiar de todos los pollos.

Predicaban los clásicos que nada hay nuevo bajo el sol, ni siquiera en los días nublados, pero hay cosas que no habían pasado nunca. Después de la guerra contra el tabaco se declara la guerra al automovilista y se quiere exiliar a los coches de las ciudades. Primero se incitó a todo el mundo a que adquiriera un vehículo y abandonase la maloliente condición peatonal y después se le conmina a abandonarlo.

Algo está cambiando o bien ha cambiado ya, sin que algunos nos hayamos dado cuenta. Alguien ha sido acusado de ciberdisidente y un texto aparecido en una web del grupo Al Fatah informa de que el brazo juvenil de Hamás pide que Andalucía vuelva a manos de los musulmanes.

No comprendo cómo hay gente que se aburre, con la de cosas que están pasando. A Pinochet le han incautado su biblioteca, que supongo que, como decía aquella familia del bidet, estaba «gracias a Dios sin usar», y una estrella de Hollywood vende su semen por un millón y medio de dólares. Estamos viviendo en otra galaxia sin necesidad de haber abandonado la de siempre, que no es que sea muy confortable, pero ya nos habíamos acostumbrado a ella.