Entre cruzada y campaña
Actualizado:Pues según el presidente de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, Antonio Tapia, la Junta ya tiene «de hecho las competencias que quiere» sobre el Missisipi o el Danubio andaluz, el gran río Guadalquivir, el mismo que vio partir hacia el destierro al rey Al Mutamid, el que penetra en la madre océana por un paraje de sobrecogedora belleza, el milenario río que cantaron en árabe y en español los poetas más excelsos de las culturas judeo-cristiana y árabe, el río que besa con suavidad de terciopelo las sombras envueltas en melancolía de docenas de pueblos de la baja Andalucía, el río que hizo dudar a Alberti de su vocación atlántica.
Pero hay mucho de salomónico en lo revelado por Tapia, porque de momento, y mientras «no se modifique la normativa legal vigente», el Poder andaluz sólo tendrá el noventa por ciento de las competencias. Una limitación proporcional a la totalidad del lecho andaluz del gran río. ¿Y qué piensa la señora ministra del ramo, Cristina Narbona? Es probable que no esté muy ufana pues apostó decididamente, como es propio de la ilustre dama, por mantener para la Administración central las competencias plenas del gran río. La burocracia es un sentimiento defensivo ante la ofensiva permanente de la complejidad de la vida.
Todo ello a 48 horas del debate parlamentario que dará luz verde (ya veremos si a dos o a cuatro patas) al texto de modificación del Estatuto de Carmona, y en el mismo día del comienzo de la campaña/cruzada en defensa del español (decir castellano es un arcaísmo) en Cataluña que defiende el PP.
Porque el término cruzada resulta como más español e íntimo que campaña, y, por lo tanto, con mayor capacidad de movilización para el pensamiento conservador español. Pero, ¿qué sucedería si los catalanes replicaran con otra cruzada patriótica y bilingüe y se remontaran a sus setecientos años de historia propia? Lo decía Heráclito, que hubiese sido un polémico pero espectacular jefe de gabinete del ministro Bono: «Los tiempos de exaltación de lo propio son vísperas de movimientos uniformadores y confusos».