«Los inmigrantes piensan aún que esto es un paraíso laboral»
Este joven marroquí ayuda a los extranjeros con el idioma cuando llegan a Cádiz Llegó a la ciudad buscando un empleo en 2002 y aprendió albañilería
Actualizado:Ulises, en su viaje hasta llegar a Ítaca, vivió cientos de aventuras y salvó múltiples adversidades con la esperanza de llegar a su casa y reencontrarse con la fiel Penélope. Este héroe épico, creado por Homero en el siglo VI antes de Cristo, ha servido a los psiquiatras para describir una enfermedad mental que afecta a muchos inmigrantes, que sienten su búsqueda de empleo como un viaje sin fin y, en contra de lo que le pasaba al griego, sin esperanza. Sin embargo, en su peregrinar tienen un refugio de esperanza en Cádiz, donde pueden descansar y encontrar a quien les escuche y aconseje. Se trata de la asociación Cardjin-Tartessos y, sobre todo, de quienes la componen. Uno de sus miembros, Abdelah Eddahbi, con tan sólo 20 años se ha convertido en todo un referente para hablar de inmigración ilegal en la ciudad. Lo peor: pasan los años y todo sigue igual.
-Abdelah, ¿cuánto tiempo lleva usted residiendo en Cádiz?
-Llegué a la ciudad, procedente de Marruecos, hace cuatro años, en 2002. Al principio me marché a Granada, porque un hermano mío vivía allí. Pero luego él me trajo hasta Cádiz, de donde ya no me he movido.
-¿Por qué abandonó su tierra?
-Pues como todo el mundo: buscando trabajo. Lógicamente no sabía con lo que me iba a encontrar. Allí se pensaba que esto era un paraíso laboral, que se encontraba trabajo sin problema.
-¿Cómo entra en contacto con la Asociación Cardjin-Tartessos?
-Cuando llegué a la ciudad de Cádiz no tenía información de lo que tenía que hacer, ni a quien debía recurrir. Me aconsejaron que viniese aquí, y me atendieron mu bien. Por eso ahora yo colaboro con ellos.
-Esa ayuda le ha valido el premio Cádiz Joven a la Solidaridad. ¿Qué tipo de servicio le brinda a los inmigrantes que se acercan hasta la asociación?
-Les enseñamos lo esencial del idioma, y les traducimos sus documentos. Además, les facilitamos billetes de tren y autobús si deben desplazarse a otra ciudad.
-¿Los inmigrantes tienen la misma mentalidad que usted cuando llegó?
-Desgraciadamente sí. Aún opinan que no hay ni paro ni explotación. Es más, cuando vas a Marruecos y les cuentas cómo está la situación se niegan a creerte. No quieren asumir la mentira.
-¿Los inmigrantes se suelen quedar en la ciudad?
-No, aquí hay muy poco trabajo y la mayor parte de los inmigrantes sólo están de paso. La media de tiempo que pasan en la asociación es de dos o tres días. Luego se marchan a Madrid, Cataluña, Sevilla. Hay quien incluso llega y pide directamente el billete de autobús para irse.
-¿Se plantea usted marcharse?
-Como la gente de mi edad: si no encuentro trabajo me iré.