El arte de evitar lo inevitable
Actualizado: GuardarDebe de ser muy incómodo para un responsable político eso de tener la seguridad de que más pronto o más tarde puede llegar una epidemia a un país, y sentirse en la obligación de hacer un llamamiento a la tranquilidad de los ciudadanos. Pero eso es lo que vienen haciendo desde hace dos años todos los gobernantes con respecto a la gripe aviar, mientras las autoridades sanitarias mundiales se curan en salud, nunca mejor dicho, y lanzan atemorizantes mensajes de alarma.
Los gobiernos de Italia y Grecia confirmaron ayer la muerte de varios cisnes salvajes por el virus altamente patógeno H5N1 de la gripe aviar. Son las primeras aves infectadas en el territorio de la UE. También se han detectado casos en Eslovenia, cerca de la frontera con Austria y en Bulgaria. Unas semanas antes se habían producido en Indonesia, Vietnam, Tailandia, Camboya, Turquía, Rumania, Croacia, Rusia, Ucrania y Chipre. Desde que se detectó en Corea del Norte a finales de 2003, el virus ha originado la muerte de más de 80 personas. La Comisión Europea ha llamado a la calma y se ha limitado a decir que tomará las medidas normales previstas para estos casos y que todo lo que se tiene que hacer se está haciendo. Más o menos, lo que hizo ayer la vicepresidenta primera del Gobierno, al decir que no hay ninguna situación de alarma ni ningún caso de gripe aviar en España; que el Gobierno está trabajando en este tema, y que existe una comisión de seguimiento en los ministerios de Sanidad y Consumo y Agricultura, Pesca y Alimentación.
La UE tiene establecido que cuando un estado miembro detecte un caso sospechoso de gripe aviar, aplique de forma automática las medidas de prevención y restricción ya aprobadas, sin esperar a la autorización de Bruselas, medidas que incluyen la prohibición de la caza, las restricciones a la importación, los movimientos de aves y la venta de carne y huevos. ¿Y hay que esperar a que se detecte el primer caso sin tomar ninguna medida preventiva?