Jerez

Un historia de derribos y ansiadas desafectaciones

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La historia de La Guareña se repite en muchos enclaves del término municipal de Jerez. Un primigenio conjunto de chozos se va convirtiendo conforme pasan las décadas en un desordenado conjunto de edificaciones, construidas por sus propios inquilinos al abrigo de vías pecuarias, cuya actual titular es la Junta.

La Guareña se sitúa concretamente al pie de la carretera Jerez-Cortes, diseminada entre las cañadas del León y de la Sierra. Hace una década, el entonces alcalde, Pedro Pacheco, quiso convertir esta barriada en el paradigma de disciplina urbanística, emprendiendo una política de derribos que causaron una gran controversia.

Tras fuertes movilizaciones, los vecinos llegaron a un acuerdo con Urbanismo para que sólo se derribaran las viviendas construidas tras 1997. Los propios moradores de La Guareña derribaron por su cuenta doce casas, mientras que el Consistorio tiró cuatro.

La última fue demolida en 2003, poco después de que María José García Pelayo llegara a la Alcaldía, en una acción que se convirtió en el primer pulso entre Pacheco y la entonces regidora.

Para regularizar su situación, los vecinos esperan que la Junta acometa la desafectación de las vías pecuarias, tras la firma de un convenio con el Consistorio. «Pero el proceso será largo, dos años como mínimo», indica el delegado de Alcaldía, José Benito.