El Xerez sigue consumiendo su renta en Castalia
El conjunto azulino pierde el partido en los últimos minutos y pese a liderar la tabla, acumula su quinto encuentro sin conocer la victoria
Actualizado: GuardarCinco jornadas sin probar el sabor de la victoria para un equipo que está acostumbrado a alimentarse de triunfos, es un bache, una dieta, o como se le quiera llamar. Desde el club no se quiere reconocer el bajón que el equipo ha sufrido en el último mes, pero es algo objetivo y evidente. Tres empates y dos derrotas han convertido el mes de enero en una tremenda rampa, que los azulinos han sido incapaces de escalar. Otra cosa es que llegue a ser normal. No es lógico conseguir tantos puntos en tan poco tiempo, y estos últimos resultados bajan a la tierra a una afición que ahora vuelve a recordar la crudeza y la dificultad de la Segunda División.
El vestuario no busca culpables, sólo se señala al grupo, al colectivo. Eso es síntoma de unión y del buen ambiente del que se presume en el túnel de Chapín. Pero obviamente siempre hay alguien que influye directamente en determinadas jugadas.
Lo de Sergio Castaño en el lateral izquierdo no tiene explicación. Bueno sí, la oficial es que Mendoza se ha quedado fuera única y exclusivamente por decisión técnica. Explicación que sabe a muy poco cuando luego sobre el terreno de juego, uno de los puntos fuertes de este equipo se torna en la principal debilidad. Sergio Castaño no tiene la culpa de que le coloquen en un puesto en el que habitualmente no juega. El nazareno ni es lateral, ni es zurdo. A priori parecía extraña la decisión de Lucas de no contar con Mendoza, uno de los laterales más destacados de la categoría de plata -muestra de ello es que en varias ocasiones ha aparecido en la agenda de equipos de Primera División-. A posteriori, sigue sin haber argumentos que soporten la opción de colocar a Castaño en esa posición. Y es que el técnico granadino no le hizo ningún favor colocándolo en una posición en la que sufrió muchísimo. El que ayer ocupaba el flanco izquierdo de la defensa xerecista falló en los dos primeros goles. En el primero, le cogen la espalda, tarda en girarse y no puede impedir que Héctor centre para que Raúl Sánchez mande el cuero al fondo de la portería de Julio Iglesias. En el segundo tanto, Castaño pierde un balón en una zona muy peligrosa que permitió a Tabares adelantar a los suyos.
Poco ofensivos
Los dos goles que permiten mantener el alto porcentaje de acierto a los xerecistas, no ocultó la escasez de ocasiones en la portería que defendía Xavi Oliva. Cuesta recriminarle nada a Geijo, pues el hispanosuizo no para de pelear de espaldas a la portería. No marca pero mantiene su nivel. El problema parece otro.
Aún así, el Xerez tuvo el encuentro en sus manos. Hasta en dos ocasiones se levantó e igualó el marcador. Dos jugadas cortadas con el mismo patrón: Un balón lateral enviado al corazón del área y un remate de cabeza. Primero Bajic y después Vicente Moreno, sorprendieron a la defensa del Castellón. Llegando desde atrás, y con la tensión de la igualdad en los minutos finales, el peso del líder parecía que se impondría a las urgencias del Castellón. Pero aparecieron los fantasmas de Valdebebas y con una acción de fútbol directo a falta de tres minutos para el final, el conjunto castellonense logró la victoria. Raúl Sánchez mató un esférico que se escurrió entre Bajic y Gerard, y cruzó un balón que Julio Iglesias debía haber detenido.
El castañazo es duro. Queda demostrado que los campos de los equipos de la zona baja no se le dan bien al Xerez. La renta con el resto de los rivales, prácticamente ha pasado a mejor vida, y a partir de ahora habrá que pelear codo con codo, una vez que algunos de los equipos peor clasificados han tirado al Xerez de su pedestal.
Queda muchísimo camino por recorrer y los azulinos tendrán que andarlo con la vitola de equipo grande, en peor o mejor momento, pero como ese conjunto que lleva liderando la tabla muchas jornadas. Esto supone más presión para ellos y más motivación para el contrario. Ahora toca cortar la racha negativa, la dieta de victorias o como hayan decidido llamarle a estos últimos resultados, frente al Numancia.