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VIÇENS PRATS FLAUTISTA

«La flauta nutre a todos los estilos, incluido el flamenco»

MARÍA ARANGO/CÁDIZ
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Viçens Prats es un flautista que luchó por su pasión desde muy joven. Su entusiasmo le llevó a ser uno de los primeros españoles en ingresar en el Conservatorio Superior de Música de París y con tan sólo 20 años fue pupilo de directores de la talla de Daniel Barenboim. Actualmente es el Primer Flautista Solista de la Orquesta de París y además de haber obtenido importantes galardones a nivel internacional, Prats realiza una significativa labor pedagógica en varios países alrededor del mundo.

El pasado sábado, el músico visitó el Hotel Monasterio de San Miguel de El Puerto para ofrecer una actuación junto al pianista Juan José Muñoz con un elegante programa que incluyó fantasías y sonatas de maestros como Fauré, Doppler o Polenc.

- ¿Cómo vivió el hecho de ser uno de los pioneros dentro del Conservatorio parisino?

- Es una institución de referencia dentro de la música clásica. Desde mi ingreso han pasado ya 25 años, pero el aprendizaje es muy intenso, el nivel muy alto y te hacen trabajar mucho. Aquello es otro mundo.

- ¿Qué le ha supuesto colaborar con directores como Georg Solti, Carlo Mª Giulini, Pierre Boulez o el mítico Daniel Barenboim?

- Con Barenboim coincidí al final de su etapa como director de la Orquesta de París. Al final incluso hicimos ópera. Todos en general me han aportado el saber valorar la música clásica de calidad y las corrientes europeas.

- ¿Hacia dónde y de qué forma dirige su faceta pedagógica?

- Normalmente me invitan a conservatorios. Por ejemplo, en septiembre iré a Japón y luego viajaré a Taiwán. También he estado en Manhattan. Además, ahora soy titular de la Cátedra de Flauta del Conservatorio Superior de Barcelona e imparto clases magistrales. Intento formar músicos de cierto nivel, con consejos encaminados a hacer de la flauta una profesión y afinar en la fase de perfeccionamiento.

- ¿Cree que la enseñanza de la música clásica -y en concreto de su especialidad- está estancada?

- En absoluto. Cada vez se progresa más, tanto en el nivel como en el número de gente que se interesa por ella. Lo que ocurre es que este es un mundo que no resulta familiar, al menos cuando se produce el primer acercamiento. En verano hay disponibles 30 o 40 cursos -de unos 1.000 euros-, en todas las regiones de España y funcionan bien. También acogen a flautistas extranjeros.

-¿Existe experimentación, nuevas tendencias en el terreno de la flauta travesera?

-Este es un instrumento que se utiliza para todo. Aparece como elemento en géneros musicales que van desde el jazz hasta el flamenco. Algunos exponentes de esta última tendencia son Jorge Pardo o Juan Parrilla -flautista de Joaquín Cortés-. La flauta enriquece la música a cualquier escala o género.

- Sin embargo, usted apuesta por lo tradicional.

-Hay flautistas que se dedican a investigar sonoridades, como Salvador Espasa, del Conservatorio de Madrid. Pero lo mío es lo clásico, lo puramente orquestal.

- ¿Quiénes son sus maestros?

-Valoro por encima de todo la calidad y dentro de esta premisa no tengo preferencias. Pero lo que más me interesa es la comunicación directa con el público. Ser clásico no significa ser serio.