El drama bosnio 'Grbavica' y el country de Robert Altman dan vida a la Berlinale
La directoria Jasmila Zbanic presentó ayer su ópera prima, un desgarrador testimonio sobre las violaciones a mujeres durante el conflicto de los Balcanes
Actualizado: GuardarUna debutante, la bosnia Jasmila Zbanic, tocó la fibra de la Berlinale con Grbavica, un drama sobre la violación como arma de guerra, y Robert Altman dio un recital a ritmo de country de cómo devolver el festival a la vida, en A Prairie Home Companion.
El cine sin trampa ni cartón, por parte de Zbanic, y un nuevo recital made in Altman, con constelación de grandes estrellas en perfecta armonía, ocuparon ayer la sección a competición de la jornada, hasta ahora la más redonda de la presente Berlinale .
Zbanic, desde la sobriedad absoluta, sin el menor aditamento, con un equipo mínimo y total desnudez de medios, se sumerge en la vida de una madre y su hija adolescente, marcadas por el destino de miles de mujeres bosnias violadas por sus enemigos de guerra, los serbios. No existen ni saltos en el tiempo, ni ningún otro recurso cinematográfico.
El primer largometraje de la directora, de 32 años, es radicalmente lineal y se apuntala en el trabajo de sus dos actrices principales, Mirjana Karanovic y Luna Mijovic, la madre y la hija del film. La primera es una mujer que no ha logrado aún articular en palabras su trauma, la segunda una muchacha de 12 años que ha crecido pensando que su padre fue un bosnio, caído en combate.
Grbavica es el barrio de Sarajevo donde viven, «un lugar como tantos otros de la región», explicó Zbanic, donde un número indeterminado de mujeres subsisten «con ese secreto dentro».
«No hay cifras claras al respecto. Oficialmente se habla de 20.000 mujeres bosnias en esa situación, más o menos se calcula que fueron unas 50.000 las que pasaron por el calvario», explicó Zbanic. La directora recorre con su cámara a una madre y a una hija que no sabe del secreto de la primera. A través de ellas describe el destino de las muchas mujeres que conoció en organizaciones de ayuda a ese colectivo de víctimas olvidadas.
Sobrevivir a la barbarie
Mujeres que, a diferencia de los veteranos o heridos de guerra, no cobran pensión alguna de la autoridades y que sacan a los suyos adelante, trabajando en lo que sea para pagarles la escuela, pero no son capaces de explicarles la verdad. «Documentar en cine lo que fue aquello no es posible, porque no sería soportable para el espectador. Yo misma no sé cómo se puede sobrevivir a algo así», explicó Karanovic, la actriz serbia que da vida a una bosnia violada en «expresión del primitivismo bélico». El hecho de ser serbia no fue un obstáculo: «Es una película importante para toda la región, no sólo para los bosnios, porque trata de cómo abordar el pasado y tirar hacia delante», dijo.
«No es una película sobre mujeres bosnias, sino sobre todas las mujeres que han sido víctimas de la violación en guerra», añadió Zbanic, quien espera contribuir con su film a una especie de «catarsis», capaz de hacer que «esas mujeres silenciosas rompan el círculo de su secreto y puedan -al menos- llorar abiertamente».
El primer paso es hablar para afrontar lo ocurrido, «algo que muchas mujeres no pueden hacer aún, más de diez años después, de la misma manera que muchas alemanas violadas en la II Guerra Mundial no lo lograron nunca», prosiguió la directora. A partir de ahí, empieza el proceso de cómo asumir esa verdad.