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Crónicas repelladas de José Monforte: El mes sabático

El Cádiz propondrá a la Federación la suspensión de la liga durante el Carnaval para evitar el síndrome del «güiro» que le hace perder los partidos durante las fiestas

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El cuatro a cero del sábado provocó que se encendieran todas las alarmas. Hasta se encendió el semáforo que hay al lado del cuartel de la Policía Local cuando pasó el autobús del Cádiz y todas las velas de San Ambrosio Goleador, un santo al que rezan los jugadores para que les haga encontrar el marco, pero que el sábado no les dejó encontrar ni el marco de la ventana de la taquilla.

Al final del partido, muy compungido, el presidente del Cádiz convocó al jurídico del club, el prestigioso Martín José García y le dijo que inmediatamente redactara un escrito dirigido a la Liga Profesional para que se suspenda la liga durante el Carnaval de Cádiz argumentando que la llegada de los festejos hace que los jugadores caigan presos del misterioso síndrome del «güiro» que hace que se les hielen las piernas al escuchar un pito de Carnaval. Muñoz dijo que al igual que al Atlético de Madrid le suspendieron un partido porque les dio un telele colectivo y que en el País Vasco se suspenden partidos por la nieve, aquí se podría suspender por fiesta y por inundación de campo con serpentinas.

Martín José García dijo que su escrito tendrá «el éxito habitual del equipo jurídico del Cádiz. Ganamos hasta los reintegros de la lotería, como todo el mundo sabe» indicó el letrado al tiempo que anunció que su línea argumental se sustentará en tres patas: un informe médico, un informe psicológico y la tercera pata será una pata de jamón de 17 kilos que ya ha donado Isidoro Cárdeno, el de Cumbres Mayores, para que así el que reciba el informe esté «más receptivo» señaló.

Un equipo de médicos del hospital Puerta del Mar, comandados por el famoso doctor Yuyu, ha redactado un informe de 400.000 páginas y dos diapositivas en el que resalta como a lo largo de la historia, cada vez que llega el Carnaval, los jugadores del Cádiz la cagan sin remedio. «Es ver la f de febrero en el calendario y a todos le entra una cosa que se les poné la pierna con el sello de Pescanova, como una merluza congelá, completamente tiesa».

El doctor Yuyu dijo que este síndrome no tiene nada que ver con que los jugadores se queden a escuchar las chirigotas por las noches ni nada por el estilo. Esto debe ser como la gripe aviar, pero en carnavalesco, un rayo paralizante invisible, incoloro, inodoro y como la salsa del pomodoro, recorre la ciudad y se les pega a los jugadores. Al terminar el partido me lo contaba Bezares: «Es que no podía dar ni un zurriagazo a la pelota, era como si el balón pesara más que el quimiquero que van a construir en Astilleros, y aunque me jartara de darle patá no se movía el hijo de la gran palabra irreproducible». A los jugadores le han hecho radiografías, análisis de orina, análisis de sangre y hasta le han analizado el hilo con el que están cosidos los escudos a las camisetas «pero nada, no hemos encontrado ningún bichito, porque además los jugadores del Cádiz son muy limpios», sentenció el médico. El informe psicológico lo ha hecho el propio jugador del Cádiz, Matías Nicolás Pavoni, que como se llama Matías Nicolás y es argentino pues da todo el pego de ser psicólogo. Pavoni señala en su informe «que en una impresión de superficie cutánea, en una lectura de los pies por el método de la piriñaca y en una visión endomórfica de los plieges del cerebelo no se aprecia ninguna malformación conjuntiva indiciaria de transtorno en el juego de cabeza, excepto en Medina que tiene cierta predisposición al manoplismo».

Pavoni continúa diciendo que «sin embargo, en cuanto los jugadores escuchan un sonido pítico (un pito, vamos) sufren una alteración en el oído interno que hace que se paralicen y se queden más quietos que el Cristo de la Piedad en una procesión».

El psicólogo considera, por tanto, que los jugadores del Cádiz no pueden jugar durante el Carnaval por esta causa y solicita también que se investigue si este sindrome del güiro podría ser comparable al síndrome del «Amaribiribiri» que sufren los jugadores del Betis durante la feria de abril y que les hacen también encajar goles hasta a la sombra de los pinos.

En su informe el jurídico del club destaca que estas pérdidas de la conciencia futbolística no se produce con otras fiestas como el Corpus o la Semana Santa, aunque dijo desconocer si había ocurrido algo con «las cruces de Mayo».

El Cádiz espera que la Federación haga caso a su escrito y suspenda los partidos en Carranza hasta que terminen las fiestas. En caso de que no sea así el equipo campeón propondrá que el árbitro señale las faltas en vez de con un pito con una pandereta para que así no perturbe a los jugadores. Asimismo pedirá a los aficionados que se abstengan de llevar pitos y otros aparatos sonantes al estadio y que el grito que está ahora de moda, el de alcohol, alcohol, alcohol, se sustituya por puchero, puchero, puchero, para que así los jugadores se sientan más calentitos.