Enorme lección
Actualizado: GuardarPalo. De los gordos. Un buen puñado de cadistas se quedaron helados anoche en Carranza. Y no sólo por el resultado del partido ante el Sevilla, que también. Pero eso es curable. Hoy encajas cuatro y mañana ganas por la mínima. Que te goleen es duro pero no necesariamente para preocupar.
Lo doloroso, y sobre todo inquietante, es lo que pasó tras el 0-2. Carranza se vació más rápido que si hubiese habido un aviso de bomba. Ver para creer. Personalmente siempre he defendido que todo aficionado que va al fútbol tiene derecho a protestar cuanto quiera si no le gusta lo que está viendo. A marcharse cuando le apetezca si entiende que su equipo no le va a dar más que disgustos ese día. Es perfectamente respetable y hasta lógico, sobre todo en aficionados al fútbol que lo que quieren es pasar un buen rato cada quince días.
Pero cuando la espantada es general, cuando bastante más de la mitad del aforo se pira para que le dé tiempo a ir a ver al Madrid, la cosa se pone fea. Y se pone porque nos damos cuenta de que todo ese rollo de la mejor afición de España y demás tópicos que escuchamos y escribimos cada semana es cierto, pero sólo relativamente. Es verdad mientras las cosas van bien, mientras el Cádiz está en la zona tranquila. Pero, ¿qué ocurrirá cuando lleguen las vacas flacas? ¿Quiénes van a ser los guapos que no abandonen el barco? Pues parece que los tres mil de siempre, los que haga frío o calor, llueva o ventee, se gane o se pierda por goleada, siempre están ahí.
Animando pese a que su equipo dé mala imagen como hizo ayer. Y llegados a este punto hay que decir, y bien alto, que las Brigadas Amarillas dieron una lección impresionante. Cuando el estadio tenía más sitios libres que ocupados, cuando el Cádiz encajaba el cuarto, sacaron lo mejor de sus gargantas para decirle a Espárrago y los suyos que nunca estarán solos del todo. A más de un aficionado de los que quedaban todavía allí se le debieron poner los pelos de punta al oír como un buen puñado de jóvenes aficionados gritaban el nombre de su equipo más fuerte que nunca. Toda una lección. Hoy toda la prensa criticará el juego del Cádiz, porque no fue bueno, pero así cualquier derrota es menos amarga.