EL MAESTRO LIENDRE

Agoreros a sueldo

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La semana que termina deja la peor cara del periodismo, si así se le puede llamar a eso que se ha creado entre la avaricia de sus promotores y la morbosa complicidad de los espectadores. La noticia del empeoramiento de Rocío Jurado activó la grasienta maquinaria que se ha creado sobre lo que, en un tiempo, fue información social, amable, frívola y divertida, pero que ha devenido en los últimos diez años en exhibición pública de lo peor que pueda contener el ser humano. El simple anuncio del viaje de sus familiares a Houston llenó Chipiona de cámaras y de esos reporteros enviados por usureros de la información que, bajo la falsa excusa de la falta de salidas laborales, han tirado por la calle de enmedio para ganarse la vida molestando a los demás por las aceras, preguntando a la gente con quién se acuesta y meneando la memoria de los muertos... últimamente incluso se avalanzan contra los que creen que van a morir pronto. La asociación de ideas con el comportamiento de algunas especies animales es obvia, sobra mencionarla.

A este creciente sector de la sociedad de la desinformación -del que casi todos debemos ser fieles cómplices, visto su florecimiento- le faltaban dos fronteras que traspasar. La primera era la de la muerte, pero esa barrera quedó destrozada tras las difamaciones y comentarios (convenientemente pagados) que sufrieron Encarna Sánchez y Lola Flores cuando llevaban más de diez años entre los difuntos.

Ahí están las mortajas, en mitad de la pista del circo. Sin escolta, palabra ni defensa. Sin venir a cuento. Sin ser «actualidad» (una de las palabras que los pedantes especialistas suelen usar en su verborrea hiperprofesional que cubre complejos). Sin pudor ante sus dolidos familiares o amigos. Porque sí. Por dinero. Por agotamiento de una carnaza y mientras aparece la siguiente. Habituados ya a ese repugnante espectáculo, aún quedaba un segundo límite que superar: el de la enfermedad. La antesala de la muerte tampoco resulta ya un terreno íntimo que respetar, siquiera por temor a que el protagonista de la tragedia presencie todavía la parodia que se monta a su alrededor.

Hace poco menos de 15 años, España se escandalizó porque varias televisiones acudieron a un pueblo, Alcasser, para informar sin rubor, con toda la crudeza posible, del horripilante asesinato de tres adolescentes. Aquel episodio costó ceses y dimisiones. Condenó al olvido a presentadores y programas. Se convirtió en el ejemplo de lo que nunca debía hacerse.

Apenas una década después, las mismas cámaras van a los pueblos antes aún de que se haya producido la desgracia, como esperando que se produzca... Y ahora todo el mundo lo considera como algo normal o, al menos, inevitable.

El rollazo del respeto y del cariño que se lo cuenten a otros. Ya vimos a gente rasgándose las vestiduras con la marcha de Lola Flores y, a la vuelta de unos meses, los mismos que la cubrían de halagos estaban arrancando a bocados los girones de su memoria para canjearlos por un cheque a la salida de un plató de televisión.

A Rocío Jurado, ni siquiera le respetan los días de lucha contra la enfermedad. Ese monstruo de zafiedad disfrazado de buen humor, buen rollito y buenos deseos ya necesita comerse gente todos los días. Le empieza a importar poco que estén vivos, muertos, e incluso enfermos.

Otra vez a maquillarnos

Mejor pasar a otros espectáculos, reales y reconfortantes. El cine, por ejemplo. El idilio de Cádiz con algunos directores españoles continúa. Imanol Uribe volverá en marzo a la provincia con Pérez Reverte para elegir, ya de forma concreta, con fechas y detalles, los escenarios naturales de varias localidades en los que se rodará La reina del sur. El propio director se lo confirmó a Chapu Apaolaza en San Sebastián. Aún no hay reparto decidido y falta saber cuántos de los pasajes de la novela ambientados en Cádiz aparecen (La Viña y Ca Felipe, El Chato y las playas...) será interesante comprobar qué partes selecciona el director. Esta vez, Cádiz será Cádiz en la pantalla y no La Habana o cualquier otra ciudad.



Pocas expectativas

Esa ilusionante previsión contrasta con otra, mucho más triste. Un altísimo responsable institucional español (mucho más que un alcalde, más que un diputado), histórico socialista él, aseguró esta pasada semana en un discreto encuentro que Cádiz no puede esperar que el Bicentenario de la Constitución de 1812 sea una especie de Expo 92. El mensaje es desolador porque si empezamos a recortar ilusiones, apañados vamos. Hay que pensar en grande. Si se lucha por hacer una versión universal u olímpica, igual nos quedamos en la mitad. Si pensamos en la mitad, resultará un cuarto. Si buscamos un cuarto, saldrá un churrete. Si perseguimos un churrete, al final, no habrá nada. Apuntemos alto por una vez. Nos lo tenemos que creer aunque sea en esta ocasión.



Reencuentro con Unicaja

Los que parece que vuelven a creer en Cádiz son los rectores de Unicaja. Su inversión en actividades culturales y sociales en la provincia es, o lo parece, mucho menor cada año que pasa. Qué lejos quedan aquellos tiempos de la Caja de Ahorros de Cádiz. Ahora, con el 15 cumpleaños de la fusión, parece que vuelven la vista de nuevo a esta tierra. Lo de Sabina puede ser anecdótico, pero otros proyectos que maneja la entidad tienen mayores visos de continuidad y compromiso con áreas como el flamenco, las artes plásticas...



Ya tenemos tres cuadros más

La Diputación ha cumplido con su anual, y atinado, ritual de compra de arte contemporáneo en ARCO. Tres obras más para una colección lujosa que no hay donde expone, la Corporación no tienen museo. Un momento. ¿Ah!, el Ayuntamiento va a abrir uno pero no tiene cuadros que exponer. Pues ya está. Combinación perfecta. Unos se los pasan a otros. Debería saberse pronto, pero nada. Nadie cierra puertas, ni las abre. Ni suelta prenda, ni la coge. Total, que los gaditanos tenemos tres cuadros más, no sabemos quién los va a mostrar ni cuando, ni donde, como las fotos de los viajes.



¿Señora directora?

Para terminar con el museo -y como la lista de mosqueados por las pamplinas de esta página ya está completa-, una aclaración. Aquí nunca se ha escrito el nombre ni el apellido de nadie como posible responsable de ese futuro centro. Los que se hayan dado por aludidos... allá películas.